Esta vez no hubo sangre, ni comandos descolgándose de los helicópteros en plena noche, ni activistas resistiéndose al abordaje con palos y puñetazos. La marina israelí abordó ayer el carguero Rachel Corrie, cargado de ayuda humanitaria para la franja de Gaza, y lo redirigió hasta el puerto de Ashdod sin recurrir a la violencia. Sus portavoces aseguraron que los 11 activistas y 8 tripulantes del barco irlandés no opusieron resistencia durante el abordaje y cooperaron con los soldados. Horas antes, la embarcación había rechazado la oferta israelí para desistir en su intención de llegar a Gaza.

Este es el séptimo barco que fracasa en romper el bloqueo de franja en la última semana. Pero es un fracaso relativo. Como dijo ayer el jefe de una onegé malaya involucrada en el Rachel Corrie: "Estas acciones han logrado finalmente despertar la conciencia sobre el bloqueo . La marina israelí afrontó la operación de forma muy distinta al sangriento abordaje del Mármara Azul, saldado con nueve muertos.

INCOMUNICADO Todo comenzó alrededor de las 5.30 horas, cuando el día ya había despuntado y después de que los militares lograran cortar las comunicaciones del barco, según Al Jazeera. Las imágenes ofrecidas por el Ejército muestran a una lancha militar que se pega a una de los laterales del carguero.

El capitán del Rachel Corrie pide entonces a los pasajeros que se sienten en cubierta. Y es en ese momento cuando los comandos israelís trepan a la cubierta y toman el control del barco. Como en el caso del Mármara Azul, el abordaje se produjo en aguas internacionales.

Un comunicado militar señaló que el barco fue abordado con "la total cooperación de la tripulación y sin ningún incidente". También precisó que las 19 personas que iban a bordo serían deportadas a sus países en cuestión de horas. Y sobre las 1.200 toneladas de ayuda humanitaria que cargaba el barco, las autoridades militares anunciaron que procederían a su inspección antes de trasladarlas a Gaza.

Tras la sedosa detención del barco, el primer ministro Benjamin Netanyahu se congratuló a través de un comunicado. "Hoy hemos visto la diferencia entre una flotilla de paz, con cuyos integrantes discrepamos pero a quienes respetamos su derecho a expresarse, y una flotilla de odio que había sido organizada por radicales violentos que apoyan el terrorismo", dijo refiriéndose a los activistas del Mármara Azul. En el Rachel Corrie viajaban, entre otros, la nobel de la paz Miread Maguire y el vicepresidente general de la ONU Denis Halliday.

"En ambos casos --prosiguió Netanyahu-- Israel ha actuado bajo el mismo procedimiento: reforzar el bloqueo naval para impedir el contrabando de armas hacia Hamás y permitir que los bienes civiles entren en Gaza después de la inspección". Y concluyó: "Israel continuará reservándose el derecho a la autodefensa. No vamos a permitir que se construya un puerto iraní en Gaza".

Pese a las palabras de Netanyahu no hay que olvidar un detalle. El lunes pasado Israel planteó la operación sabiendo que el ferry tenía el patrocinio de un gobierno hostil y lo dirigía un enemigo declarado: la oenegé islamista turca IHH, prohibida en Israel desde el 2008 por su supuesta financiación a Hamás. Ayer lidiaba con un Gobierno amigo.

El ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, mostró su satisfacción por que se haya desarrollado de manera pacífica el abordaje del Ejército israelí. "Continuamos subrayando ante el Gobierno de Israel la importancia de que se lleve a cabo una investigación".