Después de casi un año de tregua, Hamás y otras 12 facciones armadas palestinas decidieron este fin de semana que sus acciones no se limitarán a represaliar las operaciones del Ejército israelí, como señalaba el pacto que firmaron con el presidente, Mahmud Abbás, sino que tomarán la iniciativa. El año nuevo llegó a la zona con violencia y sangre. Dos milicianos palestinos murieron por disparos de los carros de combate israelís después de que lanzaran cohetes caseros; un italiano fue secuestrado durante unas horas, y un grupo de hombres armados asaltó el bar de la ONU en Gaza.

Los desconocidos hicieron estallar dos artefactos y causaron daños en el techo del local tras los festejos del Año Nuevo. Horas después, el italiano Alessandro Piero, que estaba de visita con una delegación de la UE, fue secuestrado en Jan Yunis (sur de Gaza) por las Brigadas de Al Aqsa, que lo liberaron poco después al asegurarse de que la policía no detendría a los captores.

Estas acciones y el anuncio del fin del "periodo de calma" (taadía ) ponen en aprietos a Abbás, a menos de un mes de las legislativas (el día 25). El presidente logró la tregua el pasado enero gracias a la mediación de Egipto. El objetivo era satisfacer la exigencia que Israel pone para negociar: el fin de la violencia y el desarme de los terroristas. Una encuesta dio ayer como ganador a Al Fatá en las elecciones del día 25. El partido de Abbás lograría el 43% de los votos frente al 25% del movimiento islamista Hamás.

Mientras, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, será sometido a un cateterismo el jueves, según informó ayer el Hospital Universitario Hadasa Ein Karem (Jerusalén).