Pese a que los últimos sondeos siguen dando al no ganador, con un 53% o 54% de la intenciones de voto en el referendo sobre la Constitución europea, el primer ministro francés, Jean- Pierre Raffarin, sigue creyendo que "no hay nada decidido todavía" mientras los electores no se hayan pronunciado.

En su última intervención oficial en la cadena televisiva LCI, antes de la consulta del domingo, el jefe de Gobierno francés subrayó ayer: "Todo el mundo sabe que los franceses esperan las últimas horas para decidirse". Raffarin aseguró que los partidarios del harán campaña hasta el último momento.

LOS INDECISOS El primer secretario del Partido Socialista (PS) también confía en el voto de los indecisos, que las encuestas evalúan en cerca del 25%, entre quienes no saben aún qué votar y quienes pueden cambiar de opinión en el último momento.

Si gana el no , dijo Raffarin, "Francia se debilitará política y económicamente", ya que se habrá convertido en "el semáforo rojo que detendrá a Europa". El primer ministro considera que es su "deber" decir a los franceses "que será muy peligroso que Europa dude y marche a trompicones cuando el mundo avanza y acelera".

Raffarin, que está contra las cuerdas y parece haber asumido que dejará el Gobierno sea cual sea el resultado, piensa que el referendo "estará muy igualado", como lo estuvo el de Maastricht. La mayoría de franceses "se darán cuenta de la gravedad de la situación en el momento de tomar la decisión", señaló.

En unas declaraciones a la cadena británica BBC el martes, Raffarin descartó un segundo referendo en caso de rechazo. "No creo que sea una perspectiva que pueda aceptar Francia", señaló. "Los franceses sólo tienen una palabra y no pueden decir no un día y el otro. No habrá segunda vuelta", añadió.

En cualquier caso, y a la espera de que el presidente Jacques Chirac se pronuncie sobre su futuro, el primer ministro se declara dispuesto a seguir con sus reformas a partir del 30 de mayo. La degradación del clima social también figura en la agenda del posreferendo con una huelga general del transporte ferroviario el día 2 de junio, una jornada de acción por el empleo industrial el 9 y una jornada de lucha contra la pobreza el 1 de julio.

LA CUESTION SOCIAL Al capítulo de reivindicaciones se suman citas clave con los interlocutores sociales para tratar de los mínimos salariales y el derecho a la jubilación anticipada en los trabajos más duros o de la reforma laboral. El sindicato comunista CGT ya ha advertido, a través de su secretario general, Bernard Thibault, de que, sea cual sea el resultado del referendo, la "cuestión social deberá tratarse de otra manera después del 29 de mayo". El transporte urbano está en alerta ante la amenaza del Ministerio de Transportes de instaurar servicios mínimos obligatorios en caso de huelga.