El cardenal Joseph Ratzinger pidió a Dios, durante el reciente cónclave, que evitara que le eligieran como papa. Lo reveló ayer Benedicto XVI, al recibir a 5.000 peregrinos y turistas alemanes en el Vaticano, a quienes desveló algunos detalles de su elección. "Cuando he visto que la guillotina se acercaba a mí, dije al Señor: ´Dios, ahórrame esto´, pero evidentemente el Señor no me escuchaba", explicó el Papa. "El desarrollo de las votaciones daba a entender que lentamente la guillotina se aproximaba y apuntaba hacia mí", prosiguió.

"Hasta aquel momento había pensado que la obra de mi vida se había terminado y que me esperaban años más tranquilos", añadió, indicando que no había pensado "nunca" que pudiera ser elegido. "No hice nada para ello", llegó a asegurar.

El sucesor de Juan Pablo II admitió, no obstante, que mientras ejercía de decano de los cardenales en el cónclave recordó que un compañero suyo le había entregado una nota en la que, después de citarle el sermón que él mismo había pronunciado durante los funerales de Wojtyla, le decía: "Si el Señor te llama sé obediente, no te niegues". "Me acordé de que yo había dicho en referencia al eventual elegido "no te retraigas", y entonces entendí que no tenía otra opción. Dije que sí". Benedicto XVI añadió que "había otros candidatos más jóvenes, con más empuje".

MUY CORDIAL El Papa concedió a sus compatriotas lo que negó el sábado a los informadores: entró en la sala por el fondo, ofreciendo sus manos, una palabra para cada uno de los fieles e incluso algún abrazo. Nadie había visto a un Ratzinger tan cordial. En la sala ondeaban banderas alemanas y de Baviera. "Estoy en Roma desde hace 23 años, pero sigo siendo bávaro", dijo.

La audiencia empezó casi a media tarde, por lo que Benedicto XVI se justificó: "Disculpad mi retraso, pero debo haberme italianizado", argumentó, provocando una gran ovación.