Un nutrido grupo de hombres armados, vestidos con uniformes de la policía iraquí, secuestró ayer en el centro de Bagdad, a plena luz del día, a medio centenar de personas. Los hechos ocurrieron por la mañana en una calle que alberga varias agencias de viajes y compañías de autocares que enlazan la capital iraquí con Siria, Jordania y Líbano. El Ministerio de Interior iraquí negó que los asaltantes tuvieran relación alguna con las fuerzas de seguridad.

Según algunos testigos, los secuestradores llegaron a una de las calles más concurridas del barrio de Salhiya a bordo de al menos una docena de vehículos, la mayoría camionetas. Los chasis de dos de ellos estaban pintados con el distintivo de los comandos especiales de la policía iraquí. Los asaltantes "se llevaron a todos los trabajadores de las compañías y a los comerciantes de las tiendas cercanas, sin dar ninguna explicación", dijo un testigo. "La policía llegó después y no hizo nada", añadió.

Algunas fuentes dijeron que la operación duró cerca de una hora. Entre los rehenes hay dos sirios y varios pasajeros y conductores de los autocares, según dijeron las autoridades. "Los comandos y las fuerzas del orden público no están autorizadas a llevar a cabo este tipo de operaciones", dijo un jefe policial de Bagdad. Los secuestros y asesinatos de civiles por parte de hombres vestidos con uniformes de la policía o del Ejército iraquí son frecuentes en el país. El Gobierno asegura que este tipo de uniformes se pueden adquirir en tiendas de la capital.

En Irak operan ya decenas de grupos armados. Algunos pertenecen a la resistencia suní, otros a grupos terroristas, como Al Qaeda. También hay milicias chiís que los líderes sunís aseguran actúan bajo la protección y el amparo del Ministerio de Interior. A todos ellos hay que añadir las bandas de delincuentes, que se aprovechan del caos para secuestrar a personas.

NUEVA JORNADA SANGRIENTA Y mientras, la violencia sigue. Una veintena de personas fallecieron en diferentes acciones armadas, mientras que seguidores del radical Moktada al Sadr salieron a las calles para protestar por las operaciones militares de EEUU en los barrios chiís.

Por otro lado, un tribunal iraquí sentenció a cadena perpetua a un hombre por su implicación en el secuestro y posterior asesinato de la trabajadora humanitaria británica Margaret Hasán, perpetrado en el 2004.