Los activistas on line son los guerrilleros del siglo XXI, al menos en el mundo árabe. En Egipto han desempeñado un papel clave en la revuelta para tumbar al presidente Hosni Mubarak.

Los jóvenes egipcios nacidos en la era digital han convertido internet en la mejor arma para desenmascarar el carácter represivo del régimen. Son ellos, los que a través de webs y blogs primero, y Facebook y Twitter después han denunciado la tortura en las comisarías, la prepotencia de las autoridades, la corrupción y, en última instancia, atrincherados en el ciberespacio, han acabado promoviendo la revuelta.

"Son la generación de las redes sociales, los jóvenes activistas nacidos en los años 90, los que han conseguido que la gente saliera en masa a la calle", afirma a este diario Alaa El Fatah, de 28 años, considerado el padre de la blogosfera egipcia.

El Fatah fue de los primeros en ver las posibilidades de la red para burlar la censura y acechar al régimen. "Nosotros empezamos el combate en el 2004. Fuimos los primeros en denunciar los casos de tortura. Nadie lo había hecho antes. Ahora son chavales de 20 años los que han recogido el testigo", explica en la plaza de Tahrir (Liberación), situada en pleno centro de El Cairo, uno de los símbolos de la revuelta.

Fue un caso de brutalidad policial el que provocó la creación de la página de Facebook We are all Jaled Said (todos somos Jaled Said), que apareció en la red hace seis meses y que ha sido la principal impulsora de las manifestaciones.

Jaled Said era un comerciante de Alejandría al que la policía mató a golpes en plena calle el pasado verano porque había colgado en su blog personal un vídeo en el que se veía a agentes traficando con droga. El caso provocó protestas en las calles de la ciudad.

En un principio, el objetivo de su creador o creadores, hasta ahora anónimos, fue informar de casos de torturas y malos tratos policiales, pero más tarde ampliaron sus denuncias a la corrupción y los abusos de poder. A la lucha de la nueva plataforma se unieron otras, entre ellas la conocida como Movimiento 6 de Abril, nacida en el 2008 para apoyar una huelga textil en Mahala, en el Delta del Nilo, y muy activa también estos días.

El impulso definitivo llegó desde Túnez. Nunca antes la ira de pueblo había logrado acabar con un dictador en el mundo árabe. La caída de Zine Abedine Ben Alí, que huyó del país dejando un reguero de sangre, convenció a los ciberactivistas de que era posible vencer el miedo y animar a los egipcios a salir a la calle.

Egipto y Túnez han sido los dos países árabes pioneros en el activismo on line y los más fuertes en el dominio de las nuevas tecnologías. Siempre ha existido una fuerte relación entre sus ciberdisidentes. Pero, al mismo tiempo, han sido los que han sufrido una mayor represión. Los dos forman parte de la lista de los 13 países "enemigos de internet" de Reporteros Sin Fronteras. Mientras en Túnez la mayoría actuaba desde fuera de país, los egipcios han operado siempre en su territorio. La colaboración se ha intensificado estos días y la ciberdisidencia tunecina ha dado instrucciones a los egipcios conectados en la red de cómo hacer frente a la represión policial.

"Los mensajes decían que debíamos combatir a la policía hasta altas horas de la noche, porque de ese modo al día siguiente los antidisturbios estarían cansados", dice Mohamed, de 20 años, que vive en un barrio popular y es seguidor de Todos somos Jaled Said. "También nos recomendaron llevar espráis de pintura negra para anular los vidrios de los coches de la policía y llevar latas de Coca-Cola para mojarnos la cara y así mermar los efectos de los gases lacrimógenos". En Egipto, la policía empezó a reprimir a los guerrilleros on line ya en el 2004. Utilizó un cuerpo especial, la Unidad de Crímenes a Internet (UNI), que fue creada en un principio en el 2002 para bloquear chats de homosexuales. La UNI no ha dejado de perseguir y hostigar a todos ellos. Los hay que han ido a la cárcel, como El Fatah, que fue detenido durante 45 días en el 2007.

Con la revuelta de Túnez en las portadas de todos los diarios, Todos Somos Jaled Said lanzó el órdago y convocó la primera gran manifestación en el país. La fecha no podía ser más acertada: el 25 de enero, día nacional de la policía. Esa jornada, una verdadera multitud se echó a la calle para exigir la muerte política de Mubarak. El resto ya es historia: nunca antes se había visto algo igual en este país, donde el régimen ha mantenido vigente durante 30 años el estado de emergencia, el cual, entre tras cosas, prohíbe protestar en la calle. El éxito fue total. Las principales fuerzas de la oposición, entre ellas la más importante, los Hermanos Musulmanes, apoyaron la marcha.

"Tras ese día, quien ha impulsado las protestas ha sido un movimiento colectivo, descentralizado. No ha sido dirigido por ningún grupo o persona --señala El Fatah--. Todos Somos Jaled Said sigue haciendo su trabajo pero ya no es el que marca la agenda". Según el bloguero, los colectivos que duermen cada día en Tahrir son los que deciden la nueva fecha y la anuncian por megafonía en la plaza. Después la maquinaria se pone en marcha: el ciberespacio y el boca a boca.

La manifestación que se celebró el 28 de enero, la segunda convocatoria, supuso un nuevo paso adelante. A diferencia de la primera, cuando la policía se limitó a contener a los manifestantes, en la de ese viernes las fuerzas del orden reprimieron a los cientos de miles de opositores que tomaron la ciudad al grito de "Mubarak, vete ya". Fue el día del apagón. El régimen dejó sin internet a los 20 millones de egipcios con acceso a la red y anuló los móviles. El Fatah se encontraba entonces en Suráfrica y desde allí mantuvo contacto con la blogosfera de los egipcios residentes en el extranjero.

"No os preocupéis. Los activistas de los años 60 y 70 están enseñando maneras predigitales de coordinación. Por decirlo de otra manera, nos proponemos cargarnos a Mubarak de forma medieval", fue uno de los mensajes que envió a sus colegas desde su Twitter. Aquí entró en acción la generación de los 60 y 70, los activistas de izquierda egipcios del Mayo francés, entre ellos el padre de El Fatah, que mostraron a los más jóvenes cómo recuperar el uso de los teléfonos fijos y esquivar a la policía con el uso de las viejas contraseñas, una actividad propia de los guerrilleros del siglo pasado.

El Fatah es de los pocos blogueros que desde que empezó la lucha en el 2004 nunca ha ocultado su verdadera identidad. Y ha sido, además, junto a otros ciberactivistas de su generación, el que ha instruido y enseñado cómo manejar las nuevas tecnologías a los que se han ido incorporando a la batalla on line.

A la formación de los nuevos activistas ha contribuido también la Red Arabe para los Derechos Humanos en internet creada en el 2004 para defender la libertad en la red.

"No solo hemos entrenado a militantes de partidos políticos, periodistas y gente de otras profesiones a hacer buen uso de internet y conocer los trucos para burlar la censura en Egipto, también lo hemos hecho en otros países", dice Gamal Eid, su director.

Eid recuerda que, poco después de empezar el movimiento de lucha on line en su país, la prensa independiente, siempre víctima de la censura, se alió con los ciberactivistas. "Su papel ha sido clave en la revuelta" --afirma Eid--, "pero lo que es importante entender es que la nuestra es una protesta espontánea, la de millones de egipcios, musulmanes, cristianos y laicos de toda clase y condición que detestamos la dictadura".