El presidente de EEUU, George Bush, se enfrenta ahora a un nuevo huracán político, la rebelión en las filas de su propio partido, el republicano, para impedir que se traspase a una empresa de los Emiratos Arabes Unidos (EAU) el control de las operaciones en seis de los principales puertos estadounidenses. "No vamos a permitir que esto suceda", advirtió, en tono desafiante, el congresista republicano Curt Weldon ante el respaldo presidencial a la operación.

Los opositores a esta medida recuerdan que los secuestradores del 11-S emplearon precisamente ese país como base financiera y de operaciones. "A mi juicio, la transacción debe proseguir", subrayó Bush, horas después de amenazar incluso con vetar cualquier ley que el Congreso apruebe para impedir que Dubai Ports World se haga con el control de los puertos de la costa este.