El Parlamento iraquí tiene previsto aprobar hoy el polémico borrador de la nueva Constitución pese a la férrea oposición de la minoría suní. Pero ayer también se opusieron al texto destacadas personalidades del sector democrático y laico que recelan del poder que otorga el Tratado al islam como fuente de inspiración de la ley. Los insurgentes, por su lado, lanzaron ayer varios ataques con granadas y armas automáticas contra las fuerzas de seguridad en el oeste de Bagdad. Por lo menos 15 personas murieron y medio centenar resultaron heridas.

Nada ha cambiado desde que la Comisión Constitucional entregó a última hora del pasado lunes el borrador de la nueva Constitución a la Asamblea Nacional (Parlamento). Los tres días de plazo que se dieron los diputados para votarlo acaban hoy, y sólo han servido para aumentar la tensión y ahondar el abismo que separa a shiís y kurdos de la minoría árabe suní. Sólo un milagro hará posible que los 15 diputados sunís --de un total de 275 parlamentarios-- voten a favor del Tratado.

La influyente Asociación de Ulemas (clérigos) Sunís echó ayer más leña al fuego. Su portavoz, Abdul Salam al Kubaisi, dejó claro que no es posible hacer avanzar el proceso político iraquí mientras las tropas extranjeras sigan en territorio iraquí. "Hacemos un llamamiento a Estados Unidos para que cese en su arrogancia, no imponga su modelo político al pueblo iraquí y fije un calendario para la retirada de sus tropas de Irak".

UN EXTRAÑO ALIADO El polémico borrador de la Carta Magna iraquí ha hecho posible que este clérigo radical shií se haya convertido en un extraño aliado de los sunís --así de enrevesada es la política iraquí--, al oponerse también al proyecto de Estado federal que defienden los principales partidos shiís y kurdos. El proyecto de Constitución fue aprobado ayer por unanimidad en el Parlamento kurdo.