EEUU está viviendo la mayor movilización de su historia para lograr que los ciudadanos vayan a las urnas el 2-N, en vista de que estas elecciones presidenciales se presentan muy reñidas. Se espera que unos 121 millones de personas vayan a votar, frente a los 105 millones que participaron en el 2000. Sin embargo, la integridad de los comicios está en entredicho por los fallos detectados en el sistema electoral, según denunció ayer un grupo de 20 observadores internacionales.

Ejércitos de voluntarios movilizados por ambos partidos, desde actores a jubilados, pasando por sindicalistas y amas de casa, colaboran con cientos de organizaciones repartidas por todo el país para asegurarse de que los inscritos para votar ejercen su derecho el día de los comicios.

"El resultado de las elecciones lo decidirá la afluencia a las urnas", declaró Karen Hicks, directora de operaciones del Comité Nacional demócrata, a The New York Times . Hicks añadió que sus colaboradores llamaron "a más de un millón de puertas" el domingo, además de realizar "un volumen récord" de llamadas. "Nosotros empleamos a vecinos, para que uno convenza a otro de que vote, porque es más efectivo", explicó el director político de la campaña de Bush, Terry Nelson.

DISCULPAS A LAURA BUSH No todo son abrazos entre Teresa Heinz Kerry y Laura Bush. La esposa del candidato demócrata se vio ayer obligada a disculparse por haber dicho al diario USA Today que la esposa del presidente "jamás ha tenido un trabajo real". Este patinazo desencadenó las críticas republicanas, puesto que Laura Bush trabajó como maestra y bibliotecaria.