Bush empieza su libro con una pregunta directa que su esposa Laura le hizo hace años. "¿Puedes recordar el último día en que no tomaste una copa?". "Por supuesto", respondió él. Pero no era verdad. En la celebración de su 40º cumpleaños con sus amigos acabó borracho. Al día siguiente, explica, salió a correr, pensó en Dios y en cómo la bebida se había interpuesto entre él y su familia. Decidió dejarlo. "Una de las decisiones más duras de mi vida", afirma.