Los principales sindicatos y gremios profesionales de Panamá se disponían ayer a empezar una huelga general indefinida contra la reforma del sistema de seguridad social que tiene previsto aprobar el Parlamento a instancias del presidente, Martín Torrijos, para evitar la quiebra de una entidad desfalcada por los gobiernos anteriores.

La impopular medida provocó tres días de masivas manifestaciones de protesta que acabaron en peleas con la policía y con decenas de heridos y detenidos en la capital y las ciudades de Colón y Veraguas. "No me eligieron para esperar milagros, sino para solucionar los problemas por muy difíciles que sean", declaró el presidente panameño al presentar su proyecto.

Aprobada ayer en el primero de los tres pasos legislativos, la reforma sube la edad de jubilación --a los hombres, de 62 a 65 años, y a las mujeres, de 57 a 62 años--, incrementa de 180 a 300 las cuotas para poder jubilarse y sube el descuento mensual --de 7,25% a 9% a los trabajadores y de 10,75% a 13,25% a los empleadores-- en un proceso gradual que termina en el 2015.

El miércoles fueron más de 20.000 los estudiantes y afiliados a gremios docentes, médicos y de la construcción que fueron al Parlamento, destrozaron coches y bancos, y lanzaron objetos a la policía en la plaza Cinco de Mayo, hasta acabar en una batalla campal cuando se encontraron a las fuerzas antidisturbios.

INCIDENTES CON LA POLICIA En pocos días, los sindicatos se unieron para formar el Frente Nacional por la Defensa de la Seguridad Social (FNDSS) y se lanzaron a la calle. El jefe del sindicato de la construcción, Saúl Méndez, dijo que los incidentes surgieron cuando varios infiltrados en la marcha de los trabajadores atacaron a la policía.

El líder sindicalista denunció el interés de las autoridades de privatizar los servicios de la Caja de Seguro Social y recordó que "los pueblos han sentido lo que son las políticas económicas neoliberales de América Latina".