AHolanda le costaba ayer recuperarse de la tragedia del día de la reina. Las noticias de que el número de víctimas mortales se elevaban a seis --uno de los 12 heridos falleció ayer en el hospital--, además de la muerte del conductor que causó el múltiple atropello, se mezclaban con el debate sobre las medidas de seguridad para proteger a la familia real y la incógnita del motivo de Karsten Tates, de 38 años, para querer atentar contra la reina Beatriz y su familia.

Tates murió sobre las dos de la madrugada a causa de las graves heridas que sufrió cuando su coche atravesó varias barreras y se llevó por delante a 20 personas hasta chocar contra un monumento. Su estado inconsciente impidió que se le pudiera interrogar, aunque al primer policía que acudió al coche tras el múltiple atropello mortal le llegó a confesar que había sido un ataque deliberado contra la familia real holandesa.

Las investigaciones en el piso del hombre tampoco aportaron ningún indicio sobre lo que le llevó a teñir de sangre y luto la fiesta nacional. Ni en el coche ni en su casa se encontraron explosivos ni otro tipo de material peligroso. La justicia descartó asimismo que Tates hubiera recibido apoyo de otras personas para llevar a cabo su peculiar atentado.

Pese a que se descartó también cualquier vínculo con grupos terroristas, el Coordinador Nacional de la Lucha contra el Terrorismo (NCTb), organismo dependiente del Ministerio de Interior, recibió ayer el encargo de investigar las medidas de seguridad adoptadas el jueves en Apeldoorn (unos 90 kilómetros al este de Amsterdam), donde se produjo la tragedia en la parte final del recorrido de la familia real por la ciudad. Las vallas donde se amontonaba la multitud para ver pasar el autocar descubierto fueron la única barrera.

IMPEDIR EL PASO Aparentemente, dos policías le habían impedido el paso a Karsten Tates en un cruce a unos 500 metros de distancia. El hombre se dio la vuelta con el coche, pero regresó poco después a alta velocidad. Los dos policías tuvieron que apartarse, el conductor esquivó una valla y poco después atropelló por detrás a la muchedumbre. "La investigación servirá para determinar si en el futuro habrá que adoptar medidas más severas de seguridad", dijo ayer un portavoz del NCTb. Holanda, en general, es un país poco obsesionado con la seguridad, pese a que en los últimos años ha recibido varias amenazas por parte del terrorismo islámico y la han conmocionado los asesinatos del político Pim Fortuyn y el cineasta Theo van Gogh.

Un alcalde explicaba ayer que en el festivo día de la reina es cada vez más complicado recibir y proteger a la familia real, ya que su número de miembros ha ido creciendo deprisa. En total acudieron el jueves 45 de sus miembros al desfile, entre ellos los 14 hijos y nietos de la reina Beatriz. Aun así, la opinión generalizada ayer en Holanda era que el acto inexplicable de un solo hombre no debería empañar futuras celebraciones de la fiesta nacional.

POLICIA MUERTO Además del conductor falleció ayer en el hospital de Apeldoorn otra víctima del atropello. Se trata de un policía militar de 55 años que ejercía de chófer. Una mujer se encontraba todavía en estado crítico, mientras que los otros siete heridos que permanecían ingresados, entre ellos dos niños, estaban estables y fuera de peligro. Cinco de los heridos son miembros de una banda musical, que lleva el nombre de la reina Juliana, compuesta por discapacitados psíquicos que esperaba para actuar en el desfile.