“Toda mi vida en Gran Bretaña y no puedo tener un pasaporte”.Dom Wolf se siente “traicionado” por el país donde nació. El Ministerio del Interior le ha negado el pasaporte británico, a pesar de haber venido al mundo en Londres hace 32 años. Hijo de alemanes, sus padres llegaron al Reino Unido en 1974. La madre trabajó como profesora en la University of London, el padre era autónomo. Wolf posee un pasaporte alemán, país en el que nunca ha vivido y cuya lengua -reconoce- habla malamente. Economista, empleado de la City, a raíz del 'brexit' decidió pedir el pasaporte británico, algo en lo que antes nunca había pensado. La respuesta le dejó helado. “Teniendo un certificado de nacimiento británico y con unos padres que viven, trabajan y han criado a cuatro hijos en el Reino Unido a lo largo de 42 años, asumí catastróficamente que sería un proceso fácil. Estaba equivocado”, ha explicado en la carta que envió a la primera ministra, Theresa May, publicada por el diario 'The Guardian'.

Según el Ministerio del Interior, la partida de nacimiento de Wolf no es suficiente. El demandante debe probar documentalmente que sus padres se hallaban legalmente en el país, a pesar de que tenían el derecho a vivir y trabajar en el Reino Unido, según la legislación de la Unión Europea. La búsqueda de esos viejos justificantes ha sido infructuosa. La University of London no guarda la prueba de que la madre fuera profesora en 1982, antes de su nacimiento. La consulta a los archivos históricos de la Hacienda británica para probar que su madre pagó en aquella época los impuestos también ha sido negativa. Wolf se ve considerado legalmente ahora como un emigrante, que trata de conseguir la naturalización.

MARAÑA BUROCRÁTICA

“Me han aconsejado que pida la residencia en el Reino Unido. ¿Es una broma?. Residencia en el país en el que nací”, escribe en su carta a May. Wolf le recuerda con furiosa ironía que tendrá que pasar un examen de inglés y de cultura británica. “Según la amada Oficina para Pasaportes, debo pagar 1.121 libras (1.300 euros) y pasar el 'Bienvenido a su nueva vida en el Reino Unido', el test para probar que puedo hablar inglés, saber quién es la Reina Lizzy y cantar ‘Candle in the Wind’. Una locura”.

Frustrado por la lentitud de la administración, -“cada vez que le pido algo a Hacienda lleva 40 días tener una respuesta, para que luego te digan que no tienen los papeles”-, Wolf se siente “atrapado en medio de una burocracia inútil”. Y no es el único.

"DEBERÍA HACER PLANES PARA MARCHARSE"

Decenas de miles de ciudadanos de la Unión Europea que viven en el Reino Unido han pedido el certificado de residencia permanente o la ciudadanía británica tras el referéndum, por miedo a perder sus derechos. Para algunos, el resultado de la demanda ha sido un 'shock'. 'The Guardian' ha venido aireando en las últimas semanas casos como el de Monique Hawkins. Esta ingeniera informática holandesa lleva 24 años en Gran Bretaña, está casada con un inglés y tiene dos hijos británicos. La respuesta, tras rellenar y presentar un formulario de 84 páginas, -que ha de ir acompañado de incontables comprobantes y certificados- fue ridícula y brutal. “Como usted no tiene alternativa para permanecer en el Reino Unido, debería hacer planes a partir de ahora para marcharse”, le aconsejó el Ministerio del Interior. A la administración no le bastó la copia certificada por un abogado del pasaporte como prueba de identidad.

Una carta similar, sugiriendo que preparara las maletas, la recibió el neurocirujano alemán Sam Schwarkopf, residente en el Reino Unido desde 1999, casado con una británica y profesor del University College London. Otro alemán, Lars Graefe, un directivo de la industria aeroespacial, está en idéntico limbo legal, y cada día salen a la luz nuevos casos.