Otro de los momentos más importantes del semestre austriaco será la cumbre que reunirá en Viena los días 11 y 12 de mayo a los jefes de Estado y de Gobierno europeos con los de América Latina. Austria tendrá la responsabilidad de negociar en nombre de los Veinticinco con el Parlamento Europeo para que el acuerdo de la cumbre de diciembre sobre el futuro presupuesto de la UE sea respaldado por la Eurocámara y quede oficialmente adoptado.

La gran incógnita será el clima de colaboración entre el jefe del ejecutivo austriaco, el canciller Wolfgang Schüssel, con sus homólogos europeos. Queda por verificar si ya ha cicatrizado el enfrentamiento vivido en el 2000, cuando el partido de centro-derecha de Schüssel quedó diplomáticamente aislado por pactar una coalición de Gobierno con la formación xenófoba liderada por el populista Jörg Haider.

El desplante de las capitales europeas a Viena alimentó el euroescepticismo de la opinión pública de la rica y conservadora Austria, donde existe el resentimiento de que la pertenencia a la UE ha perjudicado a su país más de lo que lo ha beneficiado.

Si no hay giros en el ámbito político, Austria decidirá este semestre si Bulgaria y Rumanía están listos para entrar en la UE en el 2007, e iniciará contactos con Croacia.