Nuevo Hampshire y Pensilvania fueron ayer los estados en los que se centró John McCain, a 48 horas de que se celebre la votación. Son dos estados que John Kerry ganó en el 2004, y que el republicano ha elegido como objetivo para compensar las pérdidas en la decena de estados en los que se impuso George Bush y que ahora los sondeos muestran que Barack Obama puede ganar. Es una tarea difícil, ya que las encuestas indican que Obama tiene cómodas ventajas en estos dos estados.

En el maratón que son estas 48 horas finales, los escenarios son más importantes que los mensajes. El de Obama ha regresado a la retórica del cambio --"tenemos los vientos justos de la historia a nuestras espaldas"-- que fue su marca de la casa al irrumpir en la política nacional. El de McCain se centra en los impuestos y en el riesgo de que los demócratas controlen el Congreso y la Casa Blanca. Ambos tienen en mente los casi 18 millones de personas que aún se declaran indecisas en los sondeos.

Unas encuestas que, con disparidad de números, coinciden en dar ventaja a Barack Obama (6,4 puntos de ventaja en intención de voto, según la media de Realclearpolitics) aunque se detecta cierto regreso de John McCain en algunos estados. Pero en ese grupo decisivo que forman Florida, Virginia, Ohio, Colorado, Nevada, Nuevo México y Pensilvania las ventajas de Obama son sólidas.