Nunca hubo demasiadas dudas de que el juicio contra Donald Trump acabaría con la absolución del presidente, que ha conseguido transformar al Partido Republicano en una sucursal más del trumpismo. Todo el suspense radicaba en saber si autorizarían la comparecencia de testigos y documentos para guardar las formas y darle al 'impeachment' un mínimo de garantías procesales. La respuesta al entuerto es un no rotundo. Pocas horas antes de la votación final sobre los testigos, se confirmó que no habrá nuevos testimonios, después de que dos de los cuatro republicanos que tenían la llave para inclinar la balanza, confirmaran que votarían en contra.

Lo hicieron con unos pronunciamientos sorprendentes, una suerte de cuadratura del círculo que encapsula el absurdo de este juicio, donde la filiación partidista ha imperado sobre el juramento prestado por cada senador para ejercer imparcialmente como jurado. No necesito más pruebas porque se ha demostrado que el presidente hizo aquello de lo que ha sido acusado, afirmó Lamar Alexander, uno de los cuatro indecisos que podrían haberles dado a los demócratas la mayoría de 51 votos que necesitaban para citar testigos. Es inapropiado que pidiera a un líder extranjero que investigara a su oponente político y congelara la ayuda estadounidense para animarle a hacerlo, pero la Constitución no concede al Senado el poder para destituir a un presidente y apartarle de las próximas elecciones por unas acciones inapropiadas.

Agrietar la defensa

También la senadora Lisa Murkovski confirmó que votaría en contra, tras expresar en su caso que el proceso estaba viciado políticamente desde el inicio. Pero quizás lo más inesperado fue que nombres como Marco Rubio o Rob Portman, con los que nadie contaba para agrietar la defensa del presidente, que ha insistido en que sus gestiones en Ucrania fueron perfectas, censuraran también el comportamiento de Trump. Ambos afirmaron que por más que sus acciones fueran inapropiadas o merecedoras del 'impeachment', su destitución solo serviría para inflamar la tensión política que se vive en el país. Nuestro país está ya demasiado dividido y todos deberíamos trabajar para cerrar las heridas. Es mejor que el pueblo decida, dijo Portman.

Los republicanos controlan 53 de los 100 escaños del Senado. Y únicamente los moderados Mitt Romney y Susan Collins se disponían a votar a favor de los testigos durante la sensión del viernes. La aritmética no sale, por lo tanto, a pesar de que cada día surgen nuevas revelaciones periodísticas que refuerzan el caso de los demócratas. 'The New York Times' publicó el viernes que Trump le pidió a John Bolton en mayo, por entonces su asesor de Seguridad Nacional, que le ayudara en su campaña ucraniana para ensuciar la reputación del candidato demócrata Joe Biden.

Teorías conspiratorias

Lo hizo en una reunión en el Despacho Oval en la que también estaban el jefe de gabinete Mick Mulvaney, su abogado Pat Cipollone y Rudolph Giuliani, el hombre que dirigió la expedición ucraniana para tratar de dar forma a lo que no eran más que un cúmulo de rocambolescas teorías conspiratorias. Concretamente le pidió a Bolton que llamara a Zelinsky para organizarle una reunión con Giuliani, pero el diplomático se negó porque no se creía las acusaciones contra Biden ni se fiaba de Giuliani, al que definió como "una granada de mano que lo va a arruinar todo, según explicó una de sus lugartenientes durante la primera fase del juicio. Bolton es el testigo clave reclamado por los demócratas.

Trump negó el viernes que ordenara a Bolton organizar la reunión y trató de defender a Giuliani describiéndole como uno de los grandes luchadores contra la corrupción de EEUU. Pero a estas alturas sus maniobras de extorsión parecen de sobras demostradas, por más que no vayan a bastar para apartarle del poder. No hay duda de que será absuelto en un juicio que ha sido una mascarada, el primer 'impeachment' de la historia sin documentos ni testigos. Solo falta saber cuándo se acabará. Podría ser este mismo sábado o la semana que viene, después de los 'caucus' de Iowa y el discurso del Estado de la Unión, previsto para el martes.