Robert Mueller, director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), no podía haber llegado ayer a su comparecencia ante el comité judicial del Senado con peor carta de presentación. Días después de que un informe del inspector general del Departamento de Justicia denunciara abusos para lograr sin permiso judicial órdenes de espionaje de comunicaciones de ciudadanos de EEUU y extranjeros, The Washington Post publicaba ayer una información en la que se ratificaba que el FBI utilizó repetidamente información errónea para conseguir en los tribunales órdenes de espionaje internacionales.

El escepticismo sobre los métodos de este organismo pone en cuestión los poderes de los que le dotó la polémica ley patriota . Mueller comprobó ayer que las dudas y críticas no están divididas por líneas de partido. Aunque fue el demócrata Patrick Leahy quien aseguró que el comité que preside va a "reexaminar los amplios poderes que la ley patriota ha dado al FBI", fue un republicano, Arlen Specter, quien denunció la sensación de que la situación de la oficina federal es crítica.

LA INTIMIDAD Mueller pidió a los senadores que no cambien la ley y en cierta forma aceptó su responsabilidad en las violaciones de los derechos y las libertades civiles, aunque las identificó como fallos logísticos y operativos.

Marc Rotenberg, presidente del Centro de Privacidad de la Información Electrónica, cree que no es solo Mueller quien debería responder, por lo que muchos en Estados Unidos ven como una crisis de libertades civiles, sino también el Congreso (que aprobó la ley patriota ), los tribunales y el Departamento de Justicia.