El mundo sigue experimentado una pujanza incuestionable de «autócratas, ultraderechistas y explotadores de derechos humanos» que recurren a estrategias populistas «de odio e intolerancia» para hacer estallar los fundamentos de la convivencia democrática. Pero no es menos cierto que se detecta una reacción emprendida por la soberanía popular para abortar la amenaza. «Las nuevas alianzas de los gobiernos que respetan los derechos humanos, a menudo impulsadas por grupos cívicos y ciudadanos anónimos, están montando una resistencia cada vez más efectiva», revela Human Rights Watch (HRW) en su Informe Mundial 2019, que analiza la situación en todo el mundo. Surgen nuevos líderes que buscan coartada para retirar a sus países de aquellos órganos supranacionales que pueden resultar un incómodo obstáculo para sus pretensiones. Y justo en ese ámbito es donde HRW reposa sus esperanzas, ensalzando el papel de la ONU como referente de lo que denomina «resistencia multilateral». La oenegé destaca que ante la posibilidad de veto de EEUU, China o Rusia, las Naciones Unidas han recurrido al Consejo de Derechos Humanos para dirimir cuestiones apremiantes, como las acciones de lesa humanidad contra los rohinyás en Birmania o los crímenes de guerra de Arabia Saudí (y sus proveedores de armas occidentales) en la guerra del Yemen.

No obstante, Kenneth Roth, director ejecutivo de la oenegé, pone el foco en que el reto sigue en niveles de máxima alerta ante el avance del populismo.

Roth habla del «gran riesgo para la seguridad pública» que representa la llegada al poder de Jair Bolsonaro en Brasil; la fruición con que Rodrigo Duterte alienta las ejecuciones en Filipinas; las estratagemas de Jaroslaw Kaczynski, «presidente de facto en Polonia», para controlar el poder judicial, o la decisión del ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, de cerrar los puertos a refugiados e inmigrantes.

También España se lleva repaso por «obligar a regresar a sus países de origen» a multitud de migrantes extracomunitarios, «incluso de forma violenta».

La oenegé insta a no bajar la guardia y no dejarse arrastrar por las argucias de los movimientos populistas.