El senador vitalicio Giulio Andreotti, siete veces primer ministro italiano, recibió un amplio respaldo de la clase política italiana y de las instituciones, tras haber sido condenado a 24 años de cárcel como inductor del asesinato en 1979 del periodista Carmine Mino Pecorelli. Primero, fue Silvio Berlusconi; luego, llegó el respaldo de la Iglesia católica para este exlíder de la Democracia Cristiana y, finalmente, fue el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, quien se mostró "profundamente turbado" por el veredicto.

Ante el alud de apoyos al dirigente democristiano, el exfiscal anticorrupción Antonio di Pietro alzó una voz discrepante: "Hay carreras para expresar solidaridad a Andreotti".

"PACIENCIA, ESPERARE"

"Siempre he vivido a la luz del día, me conocen todos y, por eso, mi estupor lo han experimentado otras personas", dijo Andreotti en sus primeras declaraciones tras conocerse la sentencia. "Paciencia, esperaré", apuntó cuando regresaba de la misa diaria en referencia a la esperanza de que el Supremo revoque la condena del tribunal de Apelación de Perusa. Con ironía, añadió: "Tengo 84 años y pienso que no me queda mucha perspectiva".

Con respecto al homicidio de Pecorelli, ocurrido después de que anunciase la publicación de las fotocopias de cheques supuestamente cobrados por Andreotti como comisiones ilegales, el senador comentó con sorna: "Se trata de un extraño homicidio, pero ya no se encuentra a quién lo perpetró". La lectura resumida de la sentencia lleva a pensar que el tribunal de Apelaciones de Perusa ha aceptado las revelaciones de Tommaso Buscetta, primer y más importante mafioso arrepentido, que decidió hablar de la supuesta implicación de Andreotti en el homicidio de Pecorelli sólo después del asesinato del magistrado Giovanni Falcone en 1992. Buscetta había sido informado por Gaetano Badalamenti del papel que desempeñó Andreotti, cuando Badalamenti era todavía un hombre de honor de Cosa Nostra. Este mafioso, que se encuentra en una prisión de EEUU, no quiso declarar ante el tribunal de Perusa y desmintió a Buscetta.

Los abogados de Andreotti se mostraron confiados en que el Supremo resuelva pronto la situación procesal de su defendido. El exprimer ministro no ingresará en prisión. La legislación italiana dispone que los mayores de 70 años no cumplan penas de prisión en un centro, por lo que Andreotti, como máximo, quedará bajo arresto domiciliario.