La policía brasileña no se cansaba ayer de tomar fotografías y huellas dactilares a centenares de turistas de EEUU que entraban al país. El Gobierno de Lula decidió pagar con la misma moneda al de Washington que, en el marco de su política antiterrorista, incluye a los brasileños entre quienes deben someterse a rigurosos controles de ese tipo para entrar en EEUU.

El juez federal Sebastiao da Silva calificó de "absolutamente brutal" la inclusión de Brasil en la lista de países cuyos ciudadanos serán revisados de la cabeza a los pies a partir del próximo lunes.