La confrontación entre EEUU y una parte sustancial de la Unión Europea (UE) alcanzó su punto álgido en la primera mitad del 2003, con motivo de la guerra de Irak. Pero las relaciones transatlánticas se encontraban ya en franco deterioro, por una serie de diferendos internacionales, mucho antes de la invasión de Irak. La concepción unilateralista del mundo y las relaciones internacionales por la que se rige la Administración de Bush está en la base de estas diferencias entre estados.