La posibilidad de que los tres rehenes de las FARC reciban el 2008 con sus familias parecía desvanecerse este domingo en el cielo colombiano con la velocidad de los fuegos de artificio. Los coordinadores de la operación Emmanuel seguían sin recibir las coordenadas que permitan ubicar al grupo de guerrilleros que debe entregar a Clara Rojas, su hijo nacido en cautiverio, y la excongresista Consuelo González de Perdomo.

"Qué bueno sería anunciar que estarán con nosotros antes de la noche del 31 de diciembre. ¿Cuál será el día? No lo sé", dijo el exministro venezolano Ramón Rodríguez Chacín, quien está al frente de las tareas de rescate. "Hay limitaciones atmosféricas, climatológicas, propias del conflicto interno (de Colombia). Pero lo lograremos, más temprano que tarde", garantizó el ministro de Exteriores de Venezuela, Nicolás Maduro.

El domingo había comenzado con versiones optimistas en Villavicencio, la ciudad colombiana donde los "garantes" de ocho países esperan la orden para ir a rescatar a los rehenes. Las horas corrieron y nada. Muy pronto volvió a reinar la confusión. Fue entonces cuando Chacín dio la cara en Caracas y volvió a pedir "paciencia", "cabeza fría" y "temple" cuando le preguntaron a qué hora comenzaría la tan aguardada "tercera fase" de un operativo que conjuga los verbos del suspense cinematográfico, la intriga política y el reality show televisivo.

A LA ESPERA DEL PUNTO X Chacín dijo que "apenas reciba" los datos que permitan identificar el enigmático "punto X" de la selva, los helicópteros despegarán en busca de los secuestrados. Y si esas señales fueran recibidas en la noche del domingo, la "tercera fase" se iniciaría "con la primera luz del día" del lunes, para concluir con éxito en la misma jornada. A la espera de que eso suceda, la tensión mantiene en vilo a la familias de los rehenes.