La revelación de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas se llama François Bayrou, que ha predicado por toda Francia la revolución naranja --el color de su candidatura-- del extremo centro, un sistema para acabar con la hegemonía de la derecha y la izquierda durante 25 años. Aunque no ha pasado a la final, va a fundar un nuevo partido central --"la palabra centrista no está en mi vocabulario"-- para seguir por el camino que le ha llevado al 18,57% de los votos.

Nacido el 25 de mayo de 1951 en Bordères, una localidad de los Pirineos Atlánticos, Bayrou es un campesino ilustrado hijo de agricultor y licenciado en Letras Clásicas. Granjero de fin de semana, su primera residencia sigue estando en Bordères, pero la política le retiene la mayor parte del tiempo en París, aunque, cuando viaja a su pueblo, se le puede ver montado en un tractor en su explotación, que posee desde 1978 y que amplió con el dinero que ganó por los derechos de autor de una biografía del rey Enrique IV.

A los 18 años militó en el movimiento de Lanza del Vasto, seguidor de Gandhi. Católico practicante, casado con Elisabeth y padre de seis hijos, subraya siempre que es cristiano en la vida privada y laico en la pública. La laicidad pertenece al "carácter nacional", dice, y es el "seguro de vida para estar juntos" creyentes de diferentes religiones, no creyentes y agnósticos.

Contra el servilismo

Según confesión propia, desprecia "el servilismo hacia los poderosos" y se rebela ante "el desprecio de los poderosos hacia los débiles". Pero él no es un recién llegado a la política y ha colaborado durante años con la derecha de la que ahora se aleja. Formado junto al centrista Jean Lecanuet, en 1986 es elegido diputado por una coalición del Reagrupamiento por la República (RPR) de Chirac y la Unión por la Democracia Francesa (UDF) de Valéry Giscard d´Estaing.

En 1998 alcanza la presidencia de la UDF después de haber sido ministro de Educación (1993-97). Es elegido eurodiputado en 1999, escaño que abandona en el 2002 para presentarse a las elecciones presidenciales, en cuya primera vuelta obtiene un 6,84% de los votos. En el 2005 empieza a distanciarse del Gobierno, llegando a apoyar una moción de censura socialista contra Villepin.

Buen orador, ha prometido pocas cosas en la campaña electoral porque siempre le ha parecido turbadora la afirmación que define la demagogia: "Las promesas solo comprometen a quien las recibe".