Al menos tres personas murieron ayer en Pakistán en una nueva jornada de protesta por la publicación de las caricaturas de Mahoma. Una de las víctimas fue un niño de 8 años que murió al recibir un impacto de bala en Peshawar. También hubo graves disturbios en Lahore y en Tank. Las autoridades decretaron el cierre durante una semana de los centros educativos del noroeste del país y prohibieron de forma indefinida la celebración de manifestaciones en el este.

Las de ayer fueron las protestas más numerosas y violentas registradas en Pakistán, el segundo país del mundo tras Indonesia en población musulmana. En Peshawar, junto a la frontera con Afganistán, además del menor falleció un hombre de 25 años tras desplomarse sobre él unos cables del tendido eléctrico. La policía aseguró que había 70.000 personas en las protestas. Grupos de manifestantes atacaron y saquearon dos sucursales de la compañía de telefonía móvil noruega Telenor, así como otra de la nacional Mobilink y tres cines. También prendieron fuego a un restaurante de la cadena estadounidense Kentucky Fried Chicken y a una estación de autobuses que administra una compañía surcoreana. Las manifestaciones fueron convocadas por la organización radical Movimiento de Defensa de la Dignidad del Profeta.

En Lahore, al este del país, unos 1.500 estudiantes se enfrentaron con la policía en el campus de la Universidad de Punjab, donde quemaron fotografías del presidente de EEUU, George Bush. Un joven de 18 años, que al parecer trabajaba en la cantina del centro, murió por herida de bala. Según las autoridades, el joven falleció después de que varios policías rescatasen a un agente que estaba en manos de los manifestantes.

LOCALES INCENDIADOS En la localidad de Tank, situada a 230 kilómetros de Peshawar, grupos de incontrolados incendiaron una treintena de puestos que vendían CD de música, DVD y cintas de vídeo, además de varios cibercafés. Las autoridades acusaron a seguidores de la guerrilla talibán de Afganistán de dirigir los actos de violencia.