El rey belga ha encargado a tres sabios preparar en dos semanas el camino para la reforma del Estado exigida por Flandes como salida temporal a la profunda crisis en que se encuentra sumido el país. Al mismo tiempo, ha forzado al primer ministro dimisionario, el democristiano flamenco Yves Leterme, a continuar en su puesto por falta de alternativas, pero con la tarea de centrarse en la gestión cotidiana del país.

Las tres personalidades escogidas por Alberto II son el diputado francófono bruselense François-Xavier de Donnea (liberal), el eurodiputado valón Raymond Langendries (democristiano) y el ministropresidente de la pequeña comunidad germanófona belga, Karl-Heinz Lambertz (socialista). A los tres mediadores, en especial a los dos francófonos de 67 y 64 años, les une que tienen suficiente edad como para haber conocido la Bélgica unitaria, anterior a las reformas federales de 1993 y que ninguno es de Flandes.

La ausencia de un representante flamenco en el grupo de mediadores ha sido justificada por el entorno del monarca con el argumento de que son los propios flamencos quienes exigen a los francófonos "moverse". A los tres sabios les corresponderá, por tanto, formular las propuestas francófonas para afrontar la reforma confederal del Estado que impone Flandes. El rey, no obstante, ha pedido al Gobierno "promover al máximo las posibilidades de este diálogo", lo que equivale a implicar a Leterme y a Flandes en ese trabajo.

REACCIONES DIVERSAS No es la primera vez que el monarca tiene que recurrir a mediadores en la crisis sin fin que vive Bélgica desde las legislativas del 10 de junio del año pasado, pero hasta ahora esas mediaciones no han permitido crear el consenso para una reforma del Estado.

Mientras la comunidad francófona acogió con satisfacción la decisión del monarca, la población flamenca se mostró más escéptica.