El régimen saudí trata de dar lecciones al Reino Unido en la lucha contra el terrorismo mientras financia mezquitas británicas donde se distribuye propaganda incitando al odio y al asesinato. Libros que piden la ejecución de los homosexuales, defienden la lapidación de los adúlteros, ordenan encerrar a las mujeres en casa y prohíben los matrimonios entre personas de distinta confesión religiosa, están circulando por Gran Bretaña.

Una inquietante investigación del instituto de análisis Policy Exchange advierte de la presencia de propaganda fundamentalista en la cuarta parte del centenar de centros islámicos visitados en el último año. El informe afirma que la mayoría de esta literatura está vinculada a agencias del Gobierno saudí, cuya influencia se considerada "poderosa y maligna". El material es delictivo según las leyes antiterroristas.