Los guardias que patrullaban a primera hora de la mañana de ayer y que fueron los primeros en darse cuenta debieron quedarse pasmados. La famosa e infame placa de acero, con el eslogan Arbeit macht frei (El trabajo os hace libres), que presidía el no menos infame campo de exterminio de Auschwitz, en Polonia, había desaparecido. Durante la noche, por increíble que pueda parecer, alguien sacó cuidadosamente los tornillos y la robó.

El incidente ha causado una verdadera conmoción. Los dirigentes de Polonia, Alemania e Israel --es decir, de los países más vinculados por motivos distintos a lo que Auschwitz representa-- pusieron horrorizados el grito al cielo. Y los responsables del Yad Vashem (el memorial y museo del Holocausto, en Jerusalén) consideraron el acto "un ataque a la memoria del Holocausto".

Aproximadamente 1,1 millones de personas, en su inmensa mayoría judíos, perecieron en el que fue el mayor de los múltiples campos de concentración y exterminio que el régimen nazi instaló en Alemania y en los países del centro y el este de Europa ocupados por las tropas de Hitler. Terminada la guerra, más de 200 hectáreas del campo de Auschwitz fueron convertidas en museo, donde se preservan una parte de las instalaciones originales, incluidas las cámaras de gas. Cientos de miles de visitantes acuden cada año.

"Hemos instalado una réplica de la placa. Se utilizó otras veces mientras se reparaba el original. Espero que lo encuentren pronto y los ladrones sean detenidos. Es una horrible profanación", afirmó el portavoz del museo, Jaroslaw Mensfelt.

El insólito incidente propició ayer un encuentro, al margen de la cumbre de Copenhague sobre el clima, entre el presidente de Israel, Shimon Peres, y el primer ministro polaco, Donald Tusk. "Israel y la comunidad judía internacional os piden que halléis a los culpables y retornéis la inscripción a su lugar", pidió Peres, que se declaró "profundamente conmocionado". "Es la lápida de un millón de judíos", añadió.

En Jerusalén, el viceprimer ministro israelí, Silvan Shalom, calificó el hecho de "acto abominable" y subrayó que da cuenta "una vez más, del odio y la violencia hacia los judíos". En Alemania, el Ministerio de Exteriores recordó la "responsabilidad histórica de Alemania en la shoah (holocausto)" y expresó el deseo de una pronta recuperación de la placa. El vicepresidente de la comunidad judía, Dieter Graumann, dijo que el robo ha causado un gran dolor "a todos los supervivientes y descendientes de las víctimas".

Incomodidad polaca

La incomodidad de los dirigentes polacos era evidente. El presidente, Lech Kaczynski, se declaró "turbado e indignado". Para Polonia hallar el objeto robado, que mide más de cinco metros de largo, se ha convertido casi en una cuestión de honor, porque nadie se explica cómo ha podido ocurrir algo así en un recinto supuestamente muy vigilado, lleno de cámaras y de difícil acceso. Decenas de policías se lanzaron a la búsqueda y la policía ha ofrecido una recompensa de 5.000 zloty (1.200 euros) por una pista.

El lema El trabajo os hace libres está considerado un símbolo del cinismo de los nazis y el engaño al que sometieron a sus víctimas. En cuanto a los motivos de los ladrones, poco se sabe. "Todas las pistas son posibles, pero priorizamos la de que haya sido algún coleccionista", dijo una portavoz policial de Oswiecim, el municipio donde está Auschwitz.