La lucha más obstinada de mi Gobierno será por la erradicación de la pobreza extrema y la creación de oportunidades para todos". Con este juramento asumió ayer la presidencia Dilma Rousseff, la primera mujer en la historia en llegar a la jefatura de Estado en Brasil. Bajo la lluvia y luego un sol radiante en Brasilia, Rousseff recordó la gran herencia de su mentor, Luiz Inácio Lula da Silva, que permitió la "movilidad social" de millones de personas pero recordó que todavía existe una pobreza "que avergüenza" e "impide afirmarse plenamente como pueblo desarrollado".

Vestida por la famosa estilista Luisa Stadtlander, maquillada por Celso Kamura, una estrella de la jet-set local, se mostró con una banda en la que sobresalían un broche de oro macizo y 22 brillantes que simbolizan la libertad republicana. Afirmó que no descansará "mientras haya brasileños sin alimentos en la mesa, mientras haya familias en el desaliento de las calles, mientras haya niños pobres abandonados a su propia suerte".

Lula recibió a su heredera sonriente en la explanada del palacio presidencial, donde le impuso la banda con los colores verde y amarillo de la bandera nacional. En los altavoces sonó el tema de la victoria que celebraba los triunfos en la F-1 el piloto Ayrton Senna, uno de los mitos populares de Brasil.

MANTENER EL CRECIMIENTO Momentos antes, Rousseff esbozó su programa desde la sede del Congreso. Brasil necesita mantener su alta tasa de crecimiento. El 2010 cerró con un incremento de casi el 7%. "Es con crecimiento, asociado a fuertes programas sociales, que venceremos la desigualdad de renta y del desarrollo regional", explicó. Una forma de defender el bolsillo de los que menos tienen es "preservar la estabilidad económica como valor absoluto", subrayó.

La nueva presidenta aseguró que no se permitirá que la "plaga de la inflación vuelva a corroer el tejido económico y a castigar a las familias más pobres".

Finalmente, Rousseff destacó el acontecimiento histórico que le toca protagonizar: la llegada de una mujer al poder. Dijo que tiene intención de ejercer su papel "para abrir puertas, para que muchas otras mujeres también puedan, en el futuro, ser presidentas, y para que todas las brasileñas sientan el orgullo y la alegría de ser mujer". Y garantizó que gobernará "para todos".