Ségolène Royal se jugó ayer el todo por el todo. Ante el retroceso experimentado en las encuestas después del debate del miércoles con Nicolas Sarkozy, la candidata socialista agotó las últimas horas de la campaña presidencial francesa subiendo el tono de sus ataques con un mensaje dirigido básicamente al 14% de los franceses que se declaran indecisos. "Tengo la responsabilidad de lanzar una alerta en relación con las violencias y las brutalidades que se desencadenarán en el país", advirtió en alusión a la situación de tensión que se vive en la banlieue, los suburbios desfavorecidos, desde la crisis de otoño del 2005.

A tenor de los sondeos, la estrategia combativa de Royal en su duelo con Sarkozy se ha girado en su contra. Si bien la imagen de la presidenciable salió reforzada, también permitió al candidato de la derecha desmentir su fama de agresivo y desequilibrado y presentarse incluso como víctima de los ataques de su rival. Así, la ventaja de Sarkozy en la intención de voto de los franceses --que ya era de dos a seis puntos en función de la empresa que realizara el sondeo-- ha pasado a un mínimo de seis puntos (53%-47% según Ifop y CSA) y un máximo de nueve (54,5%- 45,5% según TNS-Sofres).

Ayer, ambos candidatos perseveraron en su línea. Royal apeló al voto del miedo vaticinando toda suerte de males para Francia si Sarkozy entra en el Elíseo. "El candidato de la derecha es un peligro para la unidad de la República, para la paz social, para los servicios públicos. Si gana, la República estará en aprietos, la democracia está en efecto amenazada", clamó. A los indecisos, que según ella alcanzan el 30%, les pidió que "abran los ojos" porque en estas elecciones "se libra el último combate de la verdad contra todas las formas de fabulaciones y mentiras".

Ante estas invectivas, Sarkozy mantuvo la calma. Se mostró condescendiente y atribuyó la actitud de Royal a la derrota que le auguran los sondeos. El líder de la UMP lamentó que la campaña acabe en un clima "febril" y de "violencia" y se permitió recordar a "la señora Royal" que "la política debe tener respeto, apertura, tolerancia, unidad, manos tendidas y sosiego" porque "Francia necesita paz".

LA VOZ DE LOS ALCALDES Los alcaldes de la banlieue evitaron alimentar el miedo a una nueva explosión en los barrios degradados --donde Royal se benefició en la primera vuelta del voto anti- Sarkozy de los jóvenes-- si el candidato conservador se hace con la victoria. Consultados por el diario Le Monde , los ediles tendieron a rechazar que se pueda producir una nueva oleada de violencia siempre que Sarkozy no haga un discurso revanchista cuando llegue al poder.

A juzgar por las últimas intervenciones del candidato, este riesgo no puede descartarse del todo. Paralelamente a su discurso sereno y conciliador, en el fragor del mitin del jueves en Montpellier, el líder de la UMP reivindicó las polémicas declaraciones que contribuyeron a incendiar los ánimos en la banlieue cuando era ministro del Interior. Sarkozy dijo no arrepentirse de haber llamado racaille (chusma) a un grupo de jóvenes que protestaban por su presencia en la zona ni de haber dicho que iba a limpiar esos barrios "con el cärcher" (marca alemana de máquinas de limpieza industrial).