Al ataque desde el primer momento, bien preparada y con reproches constantes al balance del Gobierno del que Nicolas Sarkozy ha formado parte hasta hace mes y medio, la candidata socialista a la presidencia de Francia, Ségolène Royal, consiguió ayer llevar la iniciativa en el debate de más de dos horas y media transmitido por las dos principales cadenas de televisión. Sarkozy explicó su programa con claridad, pero estuvo casi siempre a la defensiva.

A Royal no le quedaba otra alternativa que el ataque, ya que todos los sondeos dan vencedor a su rival, con diferencias de entre dos y ocho puntos. El problema de Sarkozy era el contrario: controlar su legendario mal carácter y no cometer errores que pudieran arruinar sus tesis. Este aspecto lo logró, a riesgo de ponerse a la defensiva.

NERVIOS De todas formas, su actitud dejó traslucir una cierta condescendencia hacia su oponente, a la que llamó numerosas veces "señora Royal" o "señora". Royal siempre recurrió al "usted" para dirigirse a su rival y solo utilizó el término "señor" una vez, en un duro intercambio sobre la educación. Sarkozy le reprochó que había perdido los nervios, a lo que Royal replicó que no estaba nerviosa, sino furiosa por lo que tildó de "escándalo". El candidato de la derecha le intentó entonces dar una lección de calma y de respeto en la función presidencial.

El debate se centró sobre todo en las cuestiones económicas y sociales. El orden temático establecido por los moderadores saltó pronto por los aires, ya que, en el primer apartado, sobre las instituciones y el papel del presidente de la República, Royal introdujo ya temas como la violencia, o el crecimiento y el poder adquisitivo.

Desde el principio, la candidata socialista reprochó al representante de la derecha el balance gubernamental. "Usted no contesta sobre el balance", le dijo. Y cuando Sarkozy se remitió al Gobierno socialista de Lionel Jospin, Royal le cortó: "Estamos en el 2007, no en el 2002".

La cuestión de las 35 horas de trabajo establecidas por los socialistas protagonizó un amplio debate en el que Sarkozy citó al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero: "Me dijo en Madrid que nunca aprobaría las 35 horas porque perjudican la competitividad de las empresas". "Si las 35 horas han causado tanto daño, ¿por qué no las han suprimido en estos cinco años?"

Ambos coincidieron en que en su concepción de la República no puede haber nuevos derechos sin deberes, pero uno de los temas que han dominado la campaña, el de la inmigración, estuvo a punto de no entrar en el debate. Al final, a preguntas de los moderadores, Sarkozy dijo que no habría regularizaciones masivas y Royal defendió la regularización caso por caso.

Cuando Sarkozy recordó sus promesas de hacer de Francia un país de propietarios o de financiar, elaborar un plan contra el alzhéimer o pagar gafas y prótesis dentales, la candidata socialista le preguntó: "¿Cómo pagará usted todo esto si ha dicho también que bajará cuatro puntos los impuestos?".