Fiel a su compromiso de acabar con la acumulación de cargos, uno de los peores vicios de la democracia francesa, Ségolène Royal, presidenta de la región de Poitou-Charentes, anunció ayer que no optará a la reelección como diputada en su circunscripción de Melle, en el departamento de Deux-Sèvres. Esta decisión puede complicar su deseo de dirigir la oposición y ponerse al frente del Partido Socialista (PS) para continuar la "renovación de la vida política".

"No tengo intención de volverme a presentar", declaró ayer Royal a la agencia France Presse. "Sigo fiel a mi principio de elección personal", aseguró, pese a que la situación en su circunscripción es "bastante complicada" y circula una petición de todos los cargos electos para que ella se presente.

Con su declaración, Royal salió al paso de dos informaciones, publicadas ayer por Le Figaro y Le Parisien, que daban por seguro que se presentaría a las legislativas. El diario conservador llegó a titular hace unos días que Royal debía elegir entre presentarse y sus principios. La ausencia de Royal en la Asamblea Nacional puede complicar su futuro político, ya que muchos socialistas estiman que no se puede ejercer el liderazgo de la oposición sin escaño en el Parlamento.

Los socialistas celebran hoy un consejo nacional para preparar las legislativas de junio.

SARKOZY Y VILLEPIN Mientras, el presidente electo, Nicolas Sarkozy, cenó ayer con el primer ministro británico, Tony Blair, que viajó a París para despedirse del presidente Jacques Chirac y dijo que su primer viaje como jefe del Estado será el miércoles a Berlín para reunirse con la cancillera Angela Merkel.