Es un ritual habitual: utilizar en las firmas de leyes significativas varias plumas o bolígrafos para repartir después. Ayer, Obama llegó a emplear 22 para estampar en la ley las 11 letras de su nombre. El mismo se quedó con un recuerdo. Otros dos irán a los Archivos Nacionales. Algunos de los bolígrafos acabaron en manos de sus invitados especiales ayer en la Casa Blanca, como la viuda de Kennedy; el vicepresidente, Joe Biden; la presidenta de la Cámara baja, Nancy Pelosi; y del líder demócrata en el Senado, Harry Reid. Lo recibieron, asimismo, varios legisladores, tres miembros de su Administración y una religiosa, la hermana Carol Keehan, que preside la Asociación de Salud Católica y que ofreció su apoyo a la nueva ley cuando la Iglesia la rechazaba por el lenguaje sobre el aborto.