Con el cambio en la Casa Blanca, EEUU y Rusia tienen una oportunidad inmejorable de resolver sus contenciosos y, muy en particular, el que se refiere al escudo antimisiles estadounidense. Este es el mensaje que transmitió ayer el viceprimer ministro ruso, Sergei Ivanov, en la ciudad alemana de Múnich. "Ahora tenemos una nueva situación. Es una oportunidad abierta, por decirlo de forma cautelosa", afirmó Ivanov en la Conferencia de Seguridad de Múnich, una cita que se celebra cada año y que, en esta ocasión, cuenta con el atractivo de que la nueva Administración de Barack Obama hará su primer discurso importante en materia de política exterior. El plato fuerte llegará hoy, con el vicepresidente de EEUU, Joe Biden.

Las sesiones comenzaron ayer con un debate sobre las armas nucleares, en el que el exsecretario de Estado de EEUU Henry Kissinger y el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, ejercieron de maestros de la ceremonia. Ivanov recordó en este acto que el presidente ruso, Dmitri Medvedev, había dejado claro que Moscú no instalaría los misiles Iskander en Kaliningrado si Washington renunciaba a instalar los componentes del escudo antimisiles (un proyecto de la Administración de George Bush) en Polonia y la República Checa. Obama no se ha pronunciado aún sobre este proyecto.

En Washington, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, aseguró que EEUU desea una "cooperación más profunda y más importante" con Rusia, aunque prometió que la Administración "será franca" con los rusos cuando haya desacuerdos.

EL GESTO DE IRAN Mientras, en un gesto insólito por parte de un responsable iraní, el presidente del Parlamento de Teherán y exnegociador nuclear, Ari Lariyani, elogió ayer la misión iniciada en Oriente Próximo por el enviado especial de Obama, George Mitchell, aunque acusó a Washington de aplicar un "doble rasero" en la cuestión nuclear.