Todo comenzó hace ya más de un decenio en San Petersburgo. Anna Klevets, una joven recién estudiante de derecho recién licenciada, buscaba en el 2009 un empleo en cualquier sector profesional, ya que la falta de experiencia le impedía temporalmente abrirse camino como jurista.

Buscando buscando, vio un anuncio en el metro en el que se reclamaban ayudantes de maquinista. Y aún a sabiendas de que se trataba de un campo vetado para las mujeres en su país, se atrevió a presentar una solicitud para ingresar en la escuela profesional correspondiente, demanda que fue denegada aludiendo a su género. Fue el arranque de un prolongado combate jurídico que acaba de dar su frutos, después de que la primera promoción de mujeres conductoras de metro culminara su formación y se estrenara recientemente al frente de los convoyes del ferrocarril metropolitano de Moscú.

"Estoy muy feliz de que haya finalmente sucedido, aunque hayan transcurrido tantos años", apunta Anna telefónicamente desde Alemania, donde reside en la actualidad. "Evidentemente, no era la profesión de mi vida, pero la situación me parecía del todo injusta", continúa.

Su formación en derecho le concedió las herramientas básicas para iniciar la batalla legal. Primero escribió cartas a la empresa, y luego acudió a la justicia. El caso llegó al Tribunal Constitucional en el 2012, que mantuvo vigente la prohibición. "Esa lista, en mi opinión, viola la Constitución de la Federación Rusa, que establece la igualdad entre hombres y mujeres, y por lo tanto, acceso equitativo al trabajo y con el mismo salario", rememora.

Reducir la lista

Hace un año, el Gobierno ruso decidió reducir de forma drástica la lista de profesiones vetadas a las féminas por razones de peligrosidad y esfuerzo físico exigido -una herencia soviética- y aceptó que las féminas pudieran ponerse al volante de trenes o camiones. De las 25 mujeres que empezaron el curso, aproximadamente la mitad han logrado superar las pruebas e incorporarse a la plantilla de conductores.

"El año que viene, 50 nuevas empleadas se unirán a las filas de nuestras conductoras femeninas", reza una exultante declaración emitida por el Ministerio de Trabajo. "Estamos muy orgullosos de que el transporte de Moscú sea un territorio accesible a todo el mundo, con independencia del género!", continúa.

"Estamos siendo entrenadas para trabajar el los nuevos trenes Moskvá", relata Kristina Vakulenko, de 31 años, a la agencia TASS. Su marido, también de profesión conductor, le explica que la diferencia entre los viejos y los nuevos convoyes es "muy notable".

Sin embargo, para Klevets y muchas otras activistas, la lucha continúa, ya que existen aún un centenar de profesiones exclusivas para los hombres, desde el cuerpo de bomberos a actividades específicas relacionadas con la minería. Además, según las estadísticas, las mujeres reciben de media un salario un 26% inferior al de los hombres. "Espero que la tendencia siga en este sentido; veo un cambio de mentalidad en las generaciones de jóvenes", constata.