En medio del pulso que Belgrado sostiene con la Unión Europea (UE) y EEUU por el futuro estatus de Kosovo, Rusia forjó ayer un alianza energética con Serbia que garantiza el suministro de gas ruso al sur de Europa. Los analistas creen que el acuerdo constituye una victoria del Kremlin en su guerra energética con la UE.

El acuerdo fue firmado en Moscú en presencia del presidente ruso, Vladimir Putin, y de su homólogo serbio, Boris Tadic. Serbia se incorpora así al proyecto para la construcción del gaseoducto South Stream que llevará el gas de Siberia hacia Europa. Para Belgrado, el acuerdo representa una inversión de 2.000 millones de euros. El proyecto es visto con recelo por una UE que intenta librarse de su dependencia energética de Rusia. Fuentes diplomáticas señalaron que ha creado también inquietud en EEUU.