El presidente ruso, Dmitri Medvédev, y los líderes de la UE, reunidos en la siberiana ciudad de Janti-Mansiysk en la cumbre Rusia-UE, anunciaron ayer el comienzo de las negociaciones para un nuevo acuerdo de "asociación estratégica" entre Moscú y Bruselas, que han sido aplazadas repetidamente por serios desacuerdos entre rusos y europeos.

"El futuro acuerdo será un instrumento para acercar a Rusia y la UE", dijo Medvédev después de las conversaciones que se celebraron en una de las capitales petroleras de Siberia. Las delegaciones rusa y de los Veintisiete se reunirán el próximo 4 de julio en Bruselas.

La UE estuvo representada por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, el primer ministro esloveno, Janez Jansa, cuyo país preside ahora la Unión; y el alto representante de la política exterior de la UE, Javier Solana. Según Barroso, el acuerdo "abrirá un nuevo capítulo" en las relaciones entre Rusia y la UE. El pacto vigente, que entró en vigor en 1997, ha perdido gran parte de su significado. El nuevo texto tendrá en consideración el papel de Rusia como el mayor exportador de hidrocarburos a Europa que hizo posible la pujante política exterior del Kremlin, ansioso por restablecer parte del poderío de la época de la Unión Soviética.

Medvédev es partidario de un documento marco al que se le añadirían luego "acuerdos sectoriales", mientras la UE busca un acuerdo sustancial y "legalmente vinculante" que abarque todos los ámbitos de cooperación y de fricción entre los europeos y los rusos, como la energía, los derechos humanos, los conflictos congelados en la antigua URSS y la supresión de visados para los rusos que viajen a la UE. Los Veintisiete son partidarios de que la cuestión de la seguridad energética sea una de las claves del nuevo acuerdo de cooperación con el Ejecutivo ruso.