El Líbano vuelve a la casilla de salida. Después de dos meses y medio sin gobierno, Saad Hariri ha sido nombrado primer ministro. Precisamente fue este líder suní a quién las protestas del otoño pasado forzaron a dimitir. En plena debacle económica, este nombramiento es una violenta bofetada para la revolución que hace un año soñaba con un Líbano mejor, un Líbano libre de corrupción. Hoy, entre las ruinas de su capital, este gesto ahonda el abismo entre la política y la sociedad libanesa.

Solo 359 días han separado al líder del Movimiento del Futuro del cargo de primer ministro. Con 64 legisladores a favor, el presidente Michel Aoun ha nombrado al candidato favorito mientras que 53 parlamentarios se han abstenido de nombrar a otro alternativo. Hariri ha dicho que formará un gobierno "rápido" en un país con una tradición política complicada con negociaciones que duran meses. El ya tres veces primer ministro se ha comprometido a formar un gabinete de especialistas y sin partidistas.

La dimisión del Gobierno de Hasán Diab el pasado 10 de agosto, seis días después de la explosión del puerto de Beirut, lanzó al país a la deriva política. En respuesta a las reclamaciones de regeneración política del presidente francés, Emmanuel Macron, como condición previa al envío de ayuda económica para la reconstrucción, Aoun nombró al independiente Mustafá Adibn que se vio forzado a renunciar al cargo después de un mes de negociaciones. A finales de septiembre, el bloqueo de los partidos chiís Hizbulá y Amal, quienes tampoco han apoyado el nombramiento de Hariri, imposibilitó la formación del gobierno. Así, Hariri se convierte en el tercer primer ministro nombrado en un año catastrófico para el Líbano.

Durante la víspera del nombramiento de Hariri, varios de sus seguidores quemaron una instalación en la plaza de los Mártires de Beirut, epicentro de las protestas que este sábado cumplieron un año. Decenas de personas respondieron cortando una de las vías principales de la capital. Rápidamente esta madrugada se ha vuelto a instalar el puño en alto con la palabra zaura, revolución en árabe.