Los caucus demócratas de Nevada no sentenciarán a nadie, pero sí podrían servir para desmontar el mito de que Hillary Clinton es imbatible en los estados con mayor diversidad demográfica. En la otra punta del país, la victoria en las primarias republicanas de Carolina del Sur tampoco decidirá nada, pero sí podría ser decisivo quedar fuera del podio. Un cuarto o quinto puesto para Marco Rubio, Jeb Bush o John Kasich equivaldría a algo parecido a una sentencia de muerte. Las respuestas llegaran el sábado. La tercera contienda de las primarias se traslada al oeste y al sur del país. Ha empezado una nueva etapa y a algunos se les está agotando el crédito.

Durante muchos meses la campaña de Hillary Clinton ha dado por hecha la victoria en Nevada y sus casinos. Con su rica diversidad étnica, mucho más representativa de lo que es hoy Estados Unidosque bastiones blancos como Iowa y Nuevo Hampshire, lo consideraba un “cortafuegos” seguro al improbable avance de Bernie Sanders. Se equivocaba. El abismo en las encuestas se ha recortado para reflejar un empate técnico y eso que el senador por Vermontno tuvo un solo empleado en ese estado hasta el mes de octubre, cuando la campaña de Clinton estaba ya sólidamente armada.

En Carolina del Sur, todo han sido insultos y juego sucio, una vieja tradición a la que se han adaptado sin problemas los republicanos.Donald Trump tiene casi asegurada la victoria, dados los más de 10 puntos de ventaja que les saca a Ted Cruz y Marco Rubio. Tras las dudas que dejó en Nuevo Hampshire, Rubio está congregando a multitudes y ha recibido el respaldo de Nikki Haley, la muy popular gobernadora del estado, de origen indio.