Irak cumplió ayer con el calendario que le marcó el Consejo de Seguridad de la ONU pero se reservó una sorpresa. Al mismo tiempo que el régimen hacía entrega a los inspectores de Naciones Unidas del macroinforme sobre sus arsenales, el presidente iraquí, Sadam Husein, pidió por primera vez perdón a los kuwaitís por la invasión de su emirato en agosto de 1990, del que las tropas iraquís fueron expulsadas siete meses más tarde por una fuerza multinacional liderada por Estados Unidos.

Sadam presentó sus excusas en una carta dirigida al pueblo kuwaití, que fue leída en televisión por el ministro iraquí de Información, Mohamed Said Sahaf. "Esto no es una estrategia, sino el deseo de Irak de aclarar los hechos", dijo el presidente iraquí, que exhortó a los kuwaitís a poner fin "a la ocupación estadounidense" del emirato y felicitó a todos aquellos "que luchan contra la ocupación extranjera en los países árabes".

LA ENTREGA DEL INFORME

La declaración iraquí se produjo casi al mismo tiempo que un funcionario del régimen se personaba en la sede de Naciones Unidas de Bagdad para hacer entrega del informe exigido por la ONU con el que Irak quiere demostrar que no posee armas de destrucción masiva. El funcionario dejó en la sede de Naciones Unidas varias carpetas de colores y 12 CD-Rom, con una información que en total ocupa 11.807 páginas, informa France Presse.

Horas antes de esta entrega formal, el monumental informe había sido presentado a los periodistas extranjeros por el director de la organización iraquí de Cooperación con los Inspectores de la ONU, Hosam Mohamed Amin, quien subrayó que el documento demuestra que "Irak está libre de armas de destrucción masiva" y puntualizó que la declaración detalla "algunas actividades de doble uso", en lo referente a energía nuclear, cultivos químicos y biológicos. "Si Estados Unidos tiene un mínimo de sentido de la justicia y valentía, aceptará el documento", añadió Amin.

La presentación del informe que puede decidir entre la paz y la guerra levantó una gran expectación entre los 150 periodistas que cubrían el acto en Bagdad y a los que se les comunicó que sólo podrían entrar en grupos de seis a la sala donde se encontraban los documentos. Hubo empujones, un cristal roto y una puerta reventada. Tal fue el tumulto que durante unos instantes, los responsables iraquís anunciaron la suspensión de la presentación.

Los 15 países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU accederán a la declaración iraquí, que está redactada en árabe y en inglés, sólo cuando los inspectores del desarme hayan purgado de ella información delicada que pueda suponer un peligro si se divulga. Fuentes diplomáticas calcularon en una semana el tiempo que tardarán los miembros del Consejo en tener una copia del informe. No obstante, Hans Blix, jefe de los inspectores de la ONU, tiene previsto presentar su primera evaluación al Consejo de Seguridad a principios de semana.

CLARIFICACIONES

Blix espera que el informe clarifique cuestiones como por ejemplo la posesión de unos tubos de aluminio que "los estadounidenses creen que pueden ser utilizados como centrifugadores para enriquecer el uranio" y que "otros afirman que pueden ser utilizados con otros fines". Blix dejó claro que con la información que poseen ahora sus equipos, no puede afirmar que Irak posea armas de destrucción masiva.

Tras dos días de receso por el fin del Ramadán, los expertos del desarme reanudaron ayer sus trabajos. Divididos en dos grupos, el equipo de la Comisión de Control, Inspección y Verificación de la ONU (Unmovic) visitó una fábrica militar y el grupo de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) una central nuclear.