Si mi alma sigue el camino del martirio, se enfrentará a Dios con serenidad". Sadam Husein, el hombre que ordenó matar a centenares de miles de compatriotas durante su mandato, cuenta ya las horas que le quedan de vida, después de que el Tribunal de Apelación confirmase el martes su condena a muerte. Y ayer mismo, sus abogados hicieron llegar una carta, escrita de su puño y letra, después de ser dictada la sentencia en noviembre, una suerte de testamento político en el que conmina a los iraquís a mantenerse unidos y a evitar la guerra civil.

"Aquí me ofrezco a mí mismo en sacrificio, si el Dios todopoderoso quiere llevarse mi espíritu para que este ascienda a vivir con los mártires", asegura Sadam en la misiva. "A pesar de las dificultades a las que hemos hecho frente antes de la revolución de 1968 y después, Dios el Todopoderoso no quiso entonces tomar la vida de Sadam Husein; si quiere tomar mi vida ahora, depende de El, porque El ha sido quien me ha traído a la vida y me ha protegido hasta ahora", asegura el dictador.

LLAMAMIENTO A LA UNIDAD En un momento en que el país árabe se desangra en una guerra civil entre las comunidades suní y chií, Sadam quiso romper una lanza en favor de la unidad nacional. "¡Oh pueblo iraquí! Tienes que recordar que Dios el Altísimo te ha elegido para ser un símbolo de tolerancia, coexistencia fraternal y amnistía, por lo tanto, me dirijo a ti para que evites el odio y la malevolencia", concluye la misiva. Al final del mensaje el expresidente de Irak añade un poema, que rubrica con su lema habitual de combate: "¡Dios es grande, larga vida a nuestro pueblo, larga vida a Irak y larga vida a Palestina!".

Pese a que en un principio se especulaba con que la ejecución de la condena debía ser aún firmada por el presidente Jalal Talabani, un hombre que se opone a la máxima pena pero que en el pasado ha delegado ese acto en alguno de los vicepresidentes, ayer la presidencia iraquí despejó cualquier atisbo de duda sobre el futuro de Sadam. La ejecución del dictador, según reconoció ayer la máxima instancia ejecutiva del país, es definitiva y no requiere ya de la aprobación del presidente Talabani.

SILENCIO OFICIAL El Gobierno iraquí se mantenía ayer en silencio respecto al momento y al lugar en que Sadam debía ser ejecutado, aunque fuentes próximas al Ejecutivo han comenzado ya a preparar la logística y las medidas de seguridad para el ahorcamiento. El procedimiento, sin embargo, podría todavía tomar su tiempo por la proximidad de la fiesta de L´Aïd El-Adha o Fiesta del Sacrificio, que debe celebrarse el 30 de diciembre.

A falta de información oficial, la calle árabe era un hervidero de rumores acerca de lo que sucederá en los próximos días. Mientras los chiís --masacrados en sucesivas ocasiones y apartados históricamente del poder--, y los kurdos --atacados con armas químicas-- celebraron la confirmación de la sentencia, los ciudadanos de confesión suní advirtieron sobre el posible incremento de violencia. El partido Baaz, la formación política de Sadam, amenazó que si al final el expresidente era ahorcado, lanzaría ataques terroristas contra EEUU.

"Esta es una sentencia justa porque Sadam oprimió al pueblo iraquí, pero pienso que llega en el momento equivocado porque estamos viviendo en un ciclo de violencia", aseguró el bagdadí Mohamed Nasir. En cambio, Akram Salam, un habitante de Bagdad de 21 años, cree que su muerte servirá para "poner fin a la violencia suní".