Malos augurios soplan en Nayaf, la ciudad santa shií rodeada por EEUU en la que se ha refugiado el clérigo radical Moktada al Sadr. Las negociaciones entre varios mediadores para llegar a un acuerdo que ponga fin a la rebelión liderada por Sadr se han estancado hasta el punto de que ayer un portavoz del clérigo dio por hecho su fracaso y el inminente asalto de la ciudad. Fuentes de EEUU, sin embargo, apuntaron que los contactos siguen en pie.

"Las negociaciones se han atascado. No veo que haya ninguna esperanza. No veo un deseo real por la otra parte de evitar un derramamiento de sangre", dijo ayer Qays al Jazali, un portavoz de Sadr, quien añadió: "Si los norteamericanos asaltan Nayaf, habrá una revolución popular. Esto será un enfrentamiento entre ellos y los shiís".

2.500 SOLDADOS En previsión de un asalto, el Ejército del Mehdi (la milicia de Sadr) se ha acantonado en la ciudad y ha abandonado los alrededores. Por su parte, unos 2.500 soldados estadounidenses rodean Nayaf desde hace varios días. "Nuestro objetivo no es Nayaf, sino Sadr", dijo ayer el general Mark Kimmit, portavoz del Ejército de EEUU. El portavoz civil, Dan Senor, desmintió que la labor de los mediadores haya finalizado y que el asalto sea inminente, pero precisó que EEUU sigue firme en su postura de que Sadr debe ser juzgado por el asesinato de otro clérigo shií hace un año y que su milicia debe desmantelarse.

Mientras, los mediadores siguen insistiendo en la negociación. "Las opciones pacíficas aún son posibles. Debemos continuar con el diálogo y la negociación para evitar el derramamiento de sangre de más inocentes", dijo Amar al Hakim, uno de los dirigentes de la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica de Irak. Mohsen Abdel Hamid, dirigente del Partido Islámico de Irak (PII) y miembro del Consejo de Gobierno Iraquí, exhortó a ambas partes a continuar por la vía del diálogo.

Una vía que sí parece dar sus frutos en Faluya, donde por primera vez en dos semanas ayer no hubo enfrentamientos. Las negociaciones entre líderes religiosos y locales y representantes estadounidenses continuaban ayer, aunque las fuerzas ocupantes dieron algún síntoma de nerviosismo al afirmar que "el tiempo corre". EEUU exige la entrega de los responsables del asesinato y la mutilación de cuatro agentes de seguridad y el desarme de los 2.000 insurrectos que calcula que se encuentran en Faluya. El Ejército afirma que en la ciudad hay combatientes islamistas de otros países luchando contra ellos y que con este colectivo no tiene nada que negociar más que su rendición.

A que las perspectivas en Faluya sean "optimistas" --en palabras de Senor-- ha ayudado en gran medida que ayer las tropas estadounidenses se retiraran del puente que da acceso al hospital de la ciudad y que los francotiradores de las fuerzas ocupantes hayan desaparecido de los tejados de las casas, según declaró un portavoz del PI.

CRITICAS IRAQUIS Aun así, unos 180 miembros de unidades de élites iraquís entrenadas por Estados Unidos y desplegadas en Faluya criticaron ayer los métodos de las fuerzas ocupantes en la ciudad y expresaron su voluntad de dejar de combatir. "Nosotros no atacamos las mezquitas ni hacemos estallar casas", dijo una de ellos.

Mientras, en Bagdad un sudanés murió en varios ataques con morteros en el centro de la ciudad. Además, EEUU cerró de forma indefinidad las dos principales autopistas que van al norte y al sur del país.