El cabecilla de la revuelta shií en el sur de Irak, Moktada al Sadr, desafió ayer a las tropas de EEUU y prometió en su sermón semanal del viernes expulsar a los ocupantes de Irak. En Kerbala, la segunda ciudad santa del shiísmo, donde la víspera los blindados se estacionaron a centenares de metros de los lugares santos, los enfrentamientos armados causaron ayer la muerte a ocho milicianos shiís, mientras que en Nayaf, al menos doce combatientes perdieron la vida, según la coalición ocupante.

"No os permitiremos que nos controléis; tarde o temprano, seréis expulsados", dijo el joven clérigo ante miles de sus partidarios en la mezquita de Kufa, a una decena de kilómetros de Nayaf. El clérigo, declarado en rebeldía por las fuerzas de la coalición, se desplazó desde Nayaf, donde se había refugiado, hasta Kufa para dirigir la plegaria. Según testigos presenciales, Sadr llegó a pie rodeado de docenas de hombres armados.

Sadr aprovechó para arremeter contra el presidente de EEUU, George Bush, y pidió a la comunidad internacional que obligue "a Bush y a todos los responsables de las torturas" a presentarse "ante un tribunal iraquí". El clérigo radical está cada vez más aislado del resto del establishment religioso shií. Los dirigentes más veteranos critican que los milicianos de Moktada se refugien en los lugares santos.

Incluso algunos de ellos, como Sadredine al Kubanji, próximo a la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak (ASRII), pidieron desde el púlpito a los combatientes que abandonen la ciudad santa. "Escuchad los consejos de los sabios; regresad a vuestras regiones, defendedlas de los ocupantes y de los baazistas",instó.

En Mosul, al norte, cuatro agentes de la policía iraquí resultaron muertos por la explosión de una bomba. En Kirkuk, el director del Departamento de Agricultura y su chófer fueron asesinados por los disparos de desconocidos.