El caos, la violencia, saqueos y decenas de detenciones se extendieron en Nueva York durante el primer toque de queda decretado en la ciudad en 77 años. La policía, sin embargo, arrancó la tarde del lunes con buenas intenciones. El jefe de departamento de la ciudad, Terence Monahan, se arrodilló junto a los manifestantes de Washington Square al estilo de Colin Kaepernick, el jugador de fútbol americano que protestó contra la injusticia racial en el 2016 cuando hincó su rodilla mientras escuchaba el himno.

«La gente que vive en Nueva York quiere que Nueva York ponga fin a la violencia», afirmó. Sin embargo, poco después, apenas iniciada la noche, la enorme tienda de Microsoft de la lujosa Quinta Avenida fue saqueada. La policía trató de controlar el caos en el centro de Manhattan, donde hasta 30 vehículos recorrieron las calles.

«Ha habido disparos pero no eran de bala, parecían de goma», dijo una vecina que miraba desde su azotea los disturbios y expresando su preocupación. «Nunca he visto la ciudad así, ni siquiera después del 11-S», decían en las redes sociales los neoyorquinos.

Las inmediaciones de la Torre Trump fue una de las zonas más protegidas, donde las fuerzas del orden habían desplegado barreras policiales. A las 23 horas entró en vigor el toque de queda. La policía se aplicó con más fuerza. Cerca de Times Square, un grupo de unos 500 manifestantes, en su mayoría jóvenes negros, saquearon todas las tiendas que se encontraban a su paso. En las cercanías de Times Square fue donde se produjeron un gran número de detenciones.

En Brooklyn la cosa fue más pacífica. En varias protestas en las que participaron miles de personas, algunos grupos continuaron sus marchas una vez caída la noche.

Era el primer día que Chase, un joven negro de 22 años que vive en el Bronx, participaba en las protestas. «He venido hoy porque la gente está siendo asesinada todos los días y nos roban el futuro, porque nos han robado por generaciones», dijo.

Erin, una joven blanca también de Nueva York, lleva tres días participando en las marchas y aunque confesó que tenía miedo por el toque de queda, aseguró que pensaba permanecer en la calle.

«Lo han decretado para impedir que nos manifestamos y es nuestro derecho», afirmó antes de insistir en que en el caso de que la detengan, en algún momento la tendrán que dejar en libertad.