Conciliador, pero decidido a llevar a cabo los cambios que cree "inevitables". Nicolas Sarkozy presentó ayer las reformas sociales que propone para Francia, un nuevo "contrato social" basado en los principios del trabajo, el mérito y la igualdad de oportunidades. El presidente de la República quiere que los franceses trabajen más, luchar contra el fraude en el paro, acabar con los privilegios en la Seguridad Social y reformar las pensiones. Para lograrlo, apeló al diálogo social, pero advirtió de que, si no hay acuerdos, el Estado asumirá sus responsabilidades.

Para Sarkozy, la clave de bóveda de su estrategia social es la revalorización del trabajo, tal como repite desde la campaña electoral. Anunció "profundos cambios" en un "sistema social que produce más injusticias que justicia", "no es sostenible financieramente", "quita las ganas de trabajar" y "no garantiza la igualdad de oportunidades".

CONTRA LAS 35 HORAS Este sistema es la causa, según Sarkozy, de que Francia tenga más paro que otros países, circunstancia que atribuyó en gran parte al "absurdo reparto del trabajo" promovido por el último Gobierno socialista con la implantación de la semana laboral de 35 horas. Para combatir esta situación, anunció una "suavización" de las 35 horas y más poder para la negociación colectiva en las empresas, la posibilidad de que los trabajadores opten por trabajar más en vez de tener más tiempo libre, recargos fiscales en las prejubilaciones para impedirlas y una reforma del contrato de trabajo, entre otras medidas.

"Somos el único país que no ha encontrado el equilibrio entre derechos y deberes", dijo Sarkozy para justificar una reforma del servicio público para los que buscan empleo. Antes de fin de año, se decidirán, mediante discusión con patronal y sindicatos, las sanciones para quienes rechacen dos ofertas "válidas" de empleo y habrá también castigos para los que defrauden en el cobro de las prestaciones sociales. El presidente anunció también una reforma de la formación profesional y un debate sobre la financiación de la sanidad en el primer trimestre del 2008, que incluirá el pago de franquicias. Y puso el mismo plazo para la reforma de las pensiones.

REGIMENES ESPECIALES Pero antes, de manera urgente, se hará la reforma de los regímenes especiales de la Seguridad Social, que afectan a trabajadores de la SNCF (trenes), RATP (metro), EDF (electricidad), GDF (gas), mineros y marineros. Sarkozy la considera "una cuestión de equidad" porque los beneficios de que gozan estos trabajadores no están ya justificados, excepto en el caso de la minería y la pesca. El presidente encargó al ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, negociaciones inmediatas con los afectados, pero ya anunció que el acercamiento de estos sectores al régimen general de la Seguridad Social es inevitable.

Si Sarkozy había abierto su discurso de 55 minutos con la afirmación de que "el diálogo social no puede ser una coartada para la inacción", lo cerró con un acto de fe en la negociación. "Creo en la reforma mediante el diálogo social. Lo he demostrado y continuaré así", dijo, pero advirtió: "No transigiré en los objetivos y en los principios".

CRITICAS La primera reacción por parte del Partido Socialista (PS) correspondió al secretario nacional de Empresas, Alain Vidalies, quien afirmó que, "efectivamente, el discurso es muy importante porque marca el abandono del contrato social francés". Por parte sindical, la CFDT consideró "imposible de cumplir" el calendario fijado por Sarkozy y la CGT confirmó la movilización de protesta convocada para el 13 de octubre.