Pese al descenso progresivo del número de huelguistas, el paro de transportes en Francia cumplió ayer su tercera jornada en una situación de bloqueo, cuando parecía que la huelga iba camino de terminar. Nicolas Sarkozy, por boca de su ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, condicionó la apertura "inmediata" de negociaciones a "un llamamiento a la vuelta al trabajo". Enfrente, las asambleas de trabajadores optaron por prolongar la huelga durante el fin de semana.

Esta situación de punto muerto se produce porque el Gobierno entiende que, cuando aceptó las negociaciones entre sindicatos, empresas y Estado, las centrales se comprometían a desconvocar el paro, condición que los sindicalistas niegan. Antes de volver al trabajo, los sindicatos reclaman otra reunión previa para acotar los temas de negociación y establecer el calendario.

En el fondo de este desencuentro, sin embargo, está el hecho de que las bases sindicales han desbordado a sus direcciones porque las asambleas de trabajadores siguen exigiendo el mantenimiento de sus actuales regímenes especiales de pensiones o consideran insuficientes las compensaciones que las empresas pueden ofrecer después de que el Gobierno ha advertido que no cederá en el periodo de cotización (40 años), en la vinculación de la revalorización de las pensiones a los precios y no a los salarios y en el principio de que quien trabaje menos años sufrirá un recorte de la jubilación.

Sarkozy recibió ayer a los presidentes de las empresas implicadas --SNCF (ferrocarriles), RATP (metro y autobuses de París), EDF (electricidad) y GDF (gas)--, como ya hizo al inicio del paro.

Minoritarias y a mano alzada, las asambleas decidieron proseguir la huelga en unos casos hasta hoy y en otros, hasta el lunes, aunque se da por supuesto que el paro seguirá todo el fin de semana. Solo un sindicato, CFDT, cuarto en la SNCF y tercero en la RATP, pidió el fin del paro.

Las perturbaciones para los usuarios fueron ayer menos importantes porque disminuyó el número de huelguistas, pero la paciencia de los franceses empieza a agotarse. En la SNCF paró el 32% de los trabajadores (42,8% el día anterior) y en la RATP la participación aún fue menor: 23% frente a 27,2% el jueves.

MAS RADICALES Los huelguistas fueron menos, pero más radicalizados. Por eso ayer se produjeron los primeros incidentes mediante la actuación de piquetes, que impidieron la salida de trenes en la estación parisina de Saint-Lazare.

El conflicto se endureció también en las universidades que protestan contra la ley de autonomía. Tras ser recibido por la ministra, Valérie Pécresse, el líder de la UNEF, principal sindicato del sector, Bruno Julliard, se declaró insatisfecho y llamó a "ampliar la movilización".