“A este no lo verás más”, le aseguró François Hollande a un niño que mencionó a Nicolas Sarkozy durante la reciente visita del presidente al salón de la Agricultura de París. Pero por más que Hollande dé por amortizado a su antecesor, Sarkozy no ha dicho su última palabra. En plena caída en picado del jefe del Estado socialista en los sondeos, el expresidente conservador ha manifestado que no descarta volver a la política, cosa que no haría por gusto, sino “por deber” si Francia le necesita tras la gestión de Hollande, que juzga desastrosa.

Fin de la política para Sarkozy

En declaraciones a la revista 'Valeurs Actuelles¿ Sarkozy insiste en que para él “la política se ha acabado”, tanto porque le produce “un aburrimiento mortal” como por el maltrato que considera que recibió él y su mujer, Carla Bruni. Deja, sin embargo la puerta abierta ante la hipótesis de que "haya desgraciadamente un momento en que la cuestión no sea si uno tiene ganas, sino si hay otra opción".

"En ese caso -añade-, no podré seguir diciéndome que soy feliz, llevo a mi hija a la escuela y doy conferencias por todo el mundo (...) Estaré obligado a ir. No por ganas. Por deber. Únicamente porque se trata de Francia". Y eso sucedería en una situación en la que Francia estuviera "atenazada entre el empuje del extremismo de izquierdas y el de derechas".

Sarkozy, que no se pronunciaba públicamente sobre política desde el pasado agosto cuando lo hizo a propósito de Siria, ha elegido para resurgir un momento delicado para Hollande. Diez meses después de llegar al Elíseo, el presidente ha batido todos los récords de impopularidad en los sondeos, que le otorgan un 30% de confianza de los franceses. En la misma época la cota de Sarkozy, que ha había superado a sus antecesores, era del 37%.

Defraudados con Hollande

El 68% de los franceses se sienten defraudados por Hollande, que levantó una gran esperanza prometiendo luchar contra la crisis evitando la austeridad pero se ha visto obligado a revistar todas sus optimistas previsiones económicas. El paro ha alcanzado el 10¿5%, algo que no sucedía desde mediados de los 90, el aumento de los impuestos y los recortes en el gasto se han demostrado insuficientes para cumplir con el compromiso de reducción del déficit al 3%, los profesores están en pie de guerra por la supresión de la semana de cuatro días en la primaria ¿el Gobierno quiere habilitar media jornada los miércoles- y una parte de los sindicatos se opone a la reforma laboral aprobada ayer por el consejo de ministros para flexibilizar el mercado de trabajo.

Sarkozy critica especialmente a Hollande por su confrontación en la escena europea con la canciller alemana, Angela Merkel. También se muestra contrario a la intervención francesa en Mali: "¿Qué hacemos allí, aparte de apoyar a golpistas y tratar de controlar con 4.000 hombres un territorio que es tres veces más grande que Francia?", se pregunta.

El expresidente predice también "una crisis social” seguida de una financiera que desembocará en “disturbios políticos". Un panorama catastrófico que su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), dividido por las luchas internas, no está en la mejor situación de afrontar. Según una encuesta publicada hoy, para los simpatizantes de la derecha, Sarkozy es el candidato favorito para las elecciones presidenciales de 2017.