Misma política, nuevo envoltorio. En la primera gran conferencia de prensa de su mandato, iniciado hace casi ocho meses, Nicolas Sarkozy repitió las ideas y las reformas que ha venido proponiendo antes y después de ser elegido, pero, eso sí, las presentó envueltas en un nuevo concepto, la "política de civilización". Ante 600 periodistas reunidos en el Elíseo, el presidente francés casi no aportó novedades. La más destacada fue una reforma profunda de la televisión y la radio públicas, que podría llegar hasta la eliminación total de la publicidad.

Con su habilidad y brillantez habituales, pero dejando la sensación de que su política vive, de momento, de anuncios solemnes que no se concretan en medidas eficaces, Sarkozy dedicó 54 minutos de las dos horas y 10 minutos de conferencia a lanzar un discurso para detallar la "política de civilización". En la última parte, criticó a sus predecesores, ironizó sobre la prensa y los editorialistas y corrigió varias veces a los periodistas.

BODA CON CARLA BRUNI La segunda pregunta fue sobre su matrimonio. Sarkozy confirmó indirectamente su boda con la cantante Carla Bruni, con la que "va en serio", dijo, pero añadió: "Hay muchas posibilidades de que ustedes se enteren cuando ya se haya celebrado". Afirmó que él y Bruni habían decidido acabar con la "hipocresía" y la "mentira" de sus predecesores, en referencia a la hija secreta de François Mitterrand, a quien también aludió al justificar sus vacaciones en Egipto en el avión de un empresario. "¿Qué prefieren, que me desplace pagado por el contribuyente y que haga venir a una segunda familia en otro avión?", preguntó.

Enmarcó sus acciones en esa "política de civilización", concepto que repitió como una letanía al repasar lo que quiere hacer este año, desde la reforma institucional hasta la política exterior. Basó la "política de civilización" en grandes frases, como "rehumanizar la sociedad" y "poner el cambio indispensable al servicio del hombre". "Es la política de la vida, del hombre y de las referencias", dijo.

ENCARGO A DOS NOBELES Anunció que dará más poder al Parlamento, que inscribirá nuevos derechos en la Constitución --igualdad hombre-mujer, diversidad e integración-- y que quiere cambiar el modo de medir el crecimiento, consecuente con su aspiración de cambiar la forma de producir bienes y servicios. Para ello, ha encargado a dos premios Nobel, Amartya Sen y Joseph Stiglitz, una reflexión sobre cómo medir el producto interior bruto de otro modo.

En medioambiente, advirtió de que aplicará la cláusula de salvaguardia en los transgénicos si hay serias dudas sobre los que se cultivan en Francia y hasta que la UE se pronuncie. Defendió una renovación de la escuela y de las universidades; la revalorización del trabajo y la moralización del capitalismo, con una política de reciprocidad y de defensa proteccionista de los intereses franceses.

En inmigración, justificó las cuotas y aseguró que el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el jefe del Gobierno italiano, Romano Prodi, le habían pedido que los tres países procedieran a expulsiones colectivas. Estas expulsiones se produjeron en el pasado en el caso de inmigrantes rumanos antes de la entrada de Rumanía en la UE. En estos momentos, sin embargo, ni a España ni a Italia les interesan las expulsiones colectivas a países africanos. España prefiere los acuerdos bilaterales de devolución con países como Senegal o Marruecos.