El Gobierno francés no logró que la Asamblea Nacional aprobara el martes la controvertida ley sobre el cultivo de los transgénicos u organismos genéticamente modificados (OGM). Una cuestión de procedimiento lo impidió. Pero, más allá de este caso concreto, el incidente refleja la cada vez mayor desconfianza de los diputados de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) hacia las iniciativas del presidente, Nicolas Sarkozy.

La ley sobre los OGM volvía a la Asamblea Nacional para que los diputados aprobaran la modificación del primer artículo hecha en el Senado. El Partido Comunista presentó una cuestión de procedimiento, que la oposición ganó por 136 votos contra 135, ante la sorpresa general, ya que la derecha dispone de 338 escaños (la mayoría absoluta son 288). Pero aparte de las numerosas ausencias en las filas de la derecha, dos de los diputados de la UMP se abstuvieron, impidiendo así la aprobación de la ley. El proyecto divide a la derecha entre los que lo consideran demasiado permisivo y los que lo califican de excesivamente restrictivo. El Gobierno sostiene, no sin razón, que el tratamiento en Francia del cultivo de los transgénicos es el más restrictivo del mundo. Ahora, una comisión Asamblea-Senado tendrá que hallar un compromiso.

MALESTAR INTERNO Lo más relevante de la derrota parlamentaria es que destapa de nuevo el malestar de parte de la UMP ante las reformas de Sarkozy, quien, hace solo una semana, reunió a los diputados y senadores del partido para reclamar una cohesión que no ha durado más de siete días. La UMP mantiene también discrepancias sobre la reforma de las instituciones y ayer la Comisión de Exteriores de la Asamblea rechazó el texto, que permitirá que el presidente intervenga una vez al año ante la Cámara. El rechazo de la comisión es solo formal, pero es otro signo del malestar.

Parte de la UMP se opone a la ley de modernización de la economía, que liberalizará la instalación de hipermercados. En el fondo, muchos diputados se rebelan contra el desprecio de Sarkozy al Parlamento al encargar reformas a comisiones extraparlamentarias encabezadas a veces por figuras de la oposición.