Francia celebró ayer su fiesta nacional bajo el signo de la austeridad. Como los tiempos no están para grandes fastos, Nicolas Sarkozy redujo en 2.000 personas el número de invitados en la recepción de los jardines del Elíseo.

El presidente de la República ha puesto en venta tres de las cinco segundas residencias que tiene a su disposición. Además de las dependencias del Elíseo, el jefe del Estado dispone del pabellón de caza de Marly, el castillo de Rambouillet, la residencia de Souzy-la-Briche, el pabellón de La Lanterne, en Versalles, y el fuerte de Brégançon, en la Costa Azul. El mantenimiento de estas dependencias cuesta cada año 530.000 euros. Sarkozy ha decidido mantener La Lanterne, un antiguo pabellón de caza y Brégançon, la que fuera residencia de vacaciones de su antecesor, Jacques Chirac.