Las relaciones franco-británicas han superado las fricciones del pasado en torno a la guerra de Irak y el apoyo de los británicos a la política unilateralista de EEUU. Francia desea ahora una relación no solo "cortés, sino también amistosa", proclamó el presidente Nicolas Sarkozy ante el Parlamento británico, del que, a pesar de dirigirse en francés durante 40 minutos, arrancó más de una ovación. El Reino Unido extendió la alfombra roja para recibir por primera vez al presidente del país vecino, elegido el año pasado, que, acompañado por su esposa, Carla Bruni, causó sensación y acaparó la atención de todos los medios.

En un discurso plagado de elogios y referencias a la historia que ambos países comparten, Sarkozy mencionó los problemas que centran la atención internacional como la crisis financiera, el cambio climático o los conflictos del Tíbet o de Afganistán, entre otros. En cuanto a Afganistán, Sarkozy se mostró dispuesto a desplegar más tropas si se aceptan las propuestas francesas acerca del papel de la misión internacional, que pasan por poner más énfasis en la reconstrucción del país, en la cumbre de la OTAN prevista para el próximo 2 de abril en Bucarest. "Francia propuso a sus aliados en la Alianza Atlántica una estrategia para permitir a los afganos y a su Gobierno legítimo que construyan la paz", dijo el presidente, que añadió: "No podemos aceptar el retorno de los talibanes y Al Qaeda a Kabul".

POLITICA AGRARIA COMUN Sarkozy quiso lanzar un dulce a la audiencia en temas europeos, en los que ambos países han colisionado: Francia podría estar dispuesta a una reforma de la Política Agraria Común, un tema enquistado que ha envenenado las relaciones bilaterales, al tiempo que alabó el dinamismo económico de los británicos e invitó a que ambos países cooperen en materia de energía, inmigración seguridad y defensa. Está previsto que ambos países anuncien un plan común para construir una nueva generación de centrales nucleares en el Reino Unido y exportar la tecnología al resto del mundo.

Para Sarkozy, si ambos países unen sus esfuerzos y lideran con el ejemplo se puede conseguir una mundialización más justa y atajar el cambio climático y la crisis financiera internacional.

Sarkozy y su mujer fueron recibidos en el aeropuerto de Heathrow por el príncipe Carlos y su esposa Camila, e inmediatamente conducidos a Windsor, donde les esperaban la reina Isabel II y el duque de Edimburgo. Las parejas se saludaron con un apretón de manos y Bruni efectuó una genuflexión ante la reina. De allí salieron en tres carruajes hacia Windsor.